Vania de la Fuente-Núñez es licenciada en Medicina y en Antropología. Estudió un máster en el University College de Londres gracias a una beca de la Fundación la Caixa. Es experta internacional en envejecimiento saludable y edadismo. Consultora independiente, ha trabajado en la OMS y es coautora del Informe Mundial de Edadismo de la ONU. Su mantra es acabar con la discriminación por razones de edad. Recientemente, con motivo de las actividades organizadas por el Ayuntamiento de la capital, para celebrar el Día Mundial de Toma de Conciencia de Abuso y Mal Trato a la Vejez, Vania de la Fuente ofreció una conferencia en la Casa de la Cultura José Saramago.
Si celebramos el Día para concienciar a la población sobre el Mal Trato a las personas mayores, ¿es que algo estamos haciendo mal como sociedad?
Obviamente todavía queda mucho por hacer para acabar con el mal trato a las personas mayores, y el edadismo puede contribuir a hacer más permisible este mal trato, porque una de las cosas que acaba provocando es deshumanizar a las personas mayores, y por tanto agrava este tipo de violencia hacia la vejez.
¿Considera que resulta complicado cambiar el chip de algunos comentarios sin darnos cuenta dirigidos hacia los mayores de nuestro entorno que son muy «despectivos»?
Es lo que se llama microagresiones, que son hábitos cotidianos, incluso expresiones que muchas veces pasan desapercibidas y que tampoco percibimos como que vayan a tener un impacto negativo, pero en realidad sí lo tienen. Hablamos de microinsultos o microinvalidaciones cuando consideramos que la experiencia de una persona mayor no tiene valor.
Estas microagresiones están presentes en nuestro día a día y se van acumulando y van dando la percepción de que el edadismo es aceptado y que no pasa nada. También el humor se utiliza de forma muy negativa en relación a la edad.
Está de moda el término edadismo, pero ¿qué engloba este concepto para los que lo desconozcan?
Cuando hablamos de edadismo estamos hablando de nuestra forma de pensar, sentir y actuar hacia otras personas, o hacia nosotros mismos, en función de la edad. Esto quiere decir que el edadismo incluye tres dimensiones: estereotipos (que se refieren a lo que pensamos), prejuicios (que es lo que sentimos) y discriminación (que es nuestra forma de actuar).
¿Sobre qué centró la charla que impartió en Albacete?
Básicamente se centró primero en introducir el término edadismo, porque soy consciente de que todavía es un término relativamente reciente en nuestros diccionarios. De hecho la Real Academia Española lo incorporó a finales de 2022.
Después trasladé a los asistentes por qué tiene que preocuparnos el edadismo, que es por tres motivos, el principal es que nos afecta a todos, porque todos podemos sufrir edadismo y al mismo tiempo podemos ser edadistas; además el edadismo está en todas partes, desde nuestras instituciones, hasta las relaciones que tenemos unos con otros, y además está en cada uno de nosotros: podemos dirigir edadismo hacia nosotros, que es lo que se conoce como edadismo autoinflingido.
Sabemos que una de cada dos personas en el mundo es edadista hacia las personas mayores. Si le damos la vuelta a esta moneda y vemos cuánta gente reporta edadismo descubrimos que a nivel europeo una de cada tres personas señala que ha sufrido esta forma de desventaja, siendo las personas jóvenes, seguidas de las mayores, las que más la reportan.
El tercer motivo por el que tiene que preocuparnos el edadismo es porque es dañino y es costoso, es decir, tiene un impacto muy perjudicial para todas las facetas de nuestra salud y bienestar en la vejez, y además tiene un coste económico.
¿Yqué podemos hacer para abordar el edadismo y crear un futuro mejor?
Son tres las estrategias que tenemos y que se extraen del informe mundial de edadismo que yo redacté cuando dirigía la campaña mundial sobre la materia de la Organización Mundial de la Salud (OMS): política y legislación, que nos prohíba esta discriminación por edad y estas desigualdades por motivos de edad; actividades educativas, que nos permiten desmantelar los estereotipos que podamos tener relativos a la edad y mejorar la empatía, por ejemplo mediante juegos de rol que nos lleva a ponernos en los zapatos de una persona más mayor que nosotros y ver el tipo de situaciones a las que están expuestas en el día a día; lo bueno de estas actividades es que se pueden iniciar a edades muy tempranas, como por ejemplo el etapa de Educación Infantil; la tercera estrategia, que también expuse en mi charla en Albacete, son las intervenciones intergeneracionales, que reúnen a gente de diferentes edades para hacer algo de común interés, desde ciclos de cine, talleres de lectura, jardinería, etc. o incluso hay otras acciones más intensas a nivel intergeneracional que pasan por compartir vivienda. En España ya existen varias de estas viviendas, que juntan a estudiantes universitarios que buscan una vivienda asequible con personas mayores que viven solas, con lo que palían el problema de la soledad no deseada y también el edadismo.
¿Cree que hay que dinamizar este tipo de estrategias, que ahora mismo sólo se concentran en las grandes ciudades?
Estoy de acuerdo con que faltan este tipo de estrategias, que se deben reforzar en muchos lugares. Una cosa que me sorprendió cuando elaboramos este informe sobre edadismo es ver que las estrategias que existen para abordar el edadismo realmente no son costosas. Por ejemplo, el Gobierno de España podría implementar dentro del currículo escolar en todos los niveles educativos contenido relacionado con el envejecimiento y el edadismo.
Parte del motivo por el que existe edadismo hoy en día es porque las personas no nos visualizamos en la vejez, lo que impide que tengamos una gran expectativa sobre este momento de la vida como podemos tener sobre otras etapas, porque la sociedad nos está diciendo que envejecer es malo, lo cual es una lástima porque no nos permite disfrutar de esta etapa de la vida como lo hacemos de otras, y eso creo que hace que veamos más diferentes a las personas que están en dicha etapa.
¿Entiendo que esas tres estrategias son su receta para abordar con eficacia esta problemática?
Sí, yo se las podría recomendar desde a un gobierno a asociaciones del tercer sector o a una empresa, porque hemos visto, hay evidencia que nos indica, que funcionan.
De hecho, hay una guía que desarrollamos también desde la OMS, que yo comencé y que se acabó a finales del año pasado, que lo que intenta hacer es informar y orientar sobre los pasos a dar para la planificación de una actividad intergeneracional hasta su evaluación.
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