La escritora albacetense Toñi Sánchez Verdejo regresa con un nuevo libro, Un gato al sol. La autora comentó a La Tribuna de Albacete las singularidades de esta obra, que presenta el jueves, a las 19 horas, en la Biblioteca Pública del Estado, en un acto en el que estará acompañado por el escritor Frutos Soriano y la ilustradora Isabel Rubio Mora.
¿Es un libro infantil?
Sí, Un gato al sol es un libro dirigido a los niños, es un libro infantil.
¿Se trata de un cuento?
Correcto, Un gato al sol es un cuento para todos los niños y niñas en el que, de una forma muy amena, se imparte un taller de haiku. Hay personajes mágicos, como el Duende haiku, que es un muñeco. Ya en el anterior libro, porque este es una segunda parte, se vio que está muy interesado en aprender lo que es un haiku. También aparece el Gato Pol, que habla con él cuando no hay cerca humanos. El Gato Pol sabe muy bien qué es un haiku, lo vive y también le gusta mucho experimentar con sus sentidos, que luego podrían ser haikus, pero el Gato Pol no los escribe, pero los siente.
¿Una segunda parte de su cuento de Navidad?
Justamente, hay un nuevo personaje, un niño que se llama Martín, que en el anterior libro no aparecía. En esta obra Martín quiere que su hermana Sara le explique el haiku que, claro, se explica a un nivel muy básico, sensorial y asequible, para que los niños pueden iniciarse en este arte que me apasiona. Pienso que será muy bueno que los niños aprendan a escribir haiku.
¿Era necesario un segundo libro?
Para mí, sí. El anterior era El duende del árbol de Navidad y creo que era necesaria una continuación porque en El duende del árbol de Navidad se proponían ejercicios y era como más para la escuela. Si embargo, Un gato al sol trabaja a otro nivel de enseñanza, no hacen falta ejercicios ni demasiadas explicaciones, porque todo se da de una forma más natural, mediante el diálogo de los personajes. La niña da un paseo por el parque que es como nosotros, en la Asociación de la Gente del Haiku planteamos la experiencia de haiku, y ella tiene distintos awares, que se sienten antes de escribir un haiku, y todo se ve de una forma muy natural, con un nivel muy cercano y directo. Es un libro didáctico sobre el haiku, pero no está destinado a la escuela, es para que lo disfruten los niños.
¿Aparecen haikus?
Sí, los van escribiendo los protagonistas y son muy libres.
¿Fue complicado?
No, porque para escribir haiku, como decía el maestro Matsuo Basho, tienes que intentar tener una mente lo más inocente posible, como la de los niños. Los haikus no son complicados, nosotros, los mayores, hacemos las cosas complicadas. No me costó demasiado escribir, con la práctica llegas a desprenderte de muchas cosas cuando escribes haiku.
¿Fue complicada la escritura o rápida?
Me ha llevado varios meses porque tienes que desarrollar la idea, articular las ilustraciones, maravillosas, de Isabel Rubio Mora.
¿A quién va dirigido?
Este libro lo puede entender muy bien cualquier niño a partir de ocho años, pero también lo pueden leer las familias, incluso cualquier persona, porque leyendo este libro pudo aprender, de una manera muy sencilla, lo que es el haiku y lo han disfrutado. Eso sí, las ilustraciones están pensadas para los niños, son sencillas. Isabel Rubio ha sabido interpretar muy bien ese espíritu infantil. En forma de juego, de un paseo por el parque, que puede ser el Abelardo Sánchez, un niño puede fijarse en todo lo que sucede para escribir un haiku. Aquí se explica todo de forma sencilla. Bueno, cuando te pones a escribir un haiku tienes que saber decir muy bien las cosas y fijarse muy bien en los detalles.
¿Seguirá esta línea?
Con estas dos obras creo que he cumplido un ciclo de didáctica del haiku y creo que me centraré en algo más serio, en preparar una colección para presentarla a una editorial, en eso estamos.