El reloj de arena que marca la vida del Club Polideportivo Villarrobledo en estos momentos ha vaciado prácticamente una de sus mitades. Los 30.000 euros que adeudaba la junta directiva tanto a la plantilla - 17.000€ para pagar la nómina de noviembre a toda la plantilla y cuerpo técnico - como a un organismo - los 13.000 restantes - que condicionaba dos subvenciones esenciales para la viabilidad del club y evitar la pérdida de puntos - no se han abonado aún, a pesar de que el martes vencía el plazo fijado para ello. Una cuantía que, al menos, devolvía a la normalidad temporalmente al club durante unos meses. Sin embargo, el grupo inversor que tenía interés en entrar y hacerse cargo de los pagos no lo hizo ante la información que recibió por parte de una persona que supuestamente aportó dinero en el pasado, ahuyentándole de la posibilidad de desembarcar en la institución.

Con todo ello, se están produciendo salidas de jugadores en masa. De hecho, en la mañana de hoy se han anunciado tres: el extremo Carmelo Merenciano, el delantero Iván Garrido y el centrocampista Miguel Vives. Los mensajes de apoyo y de solidaridad que recibe el Villarrobledo en las redes sociales son múltiples, pero la situación no invita al optimismo ni a pensar que el conjunto villarrobledense vuelva a disputar un partido en la Tercera Federación después del que jugó ante el Yugo Socuéllamos el pasado domingo. Sólo cabe esperar la pronta aparición de uno o varios inversores que dé un vuelco a la situación y evite que se acabe la historia de un club importante en la provincia de Albacete, con casi 70 años de historia y que la ha llegado a representar en Segunda División y Segunda División B.