Las dos caras de Pedri

C. de la Blanca (SPC)
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El canario se ha convertido en un jugador fundamental para el Barça por su capacidad para acelerar y contener los partidos

Las dos caras de Pedri - Foto: Alejandro García (EFE)

Hansi Flick, aprovechando la barrera idiomática y su lejanía respecto al llamado 'entorno', ha hecho muchos cambios en el estilo de juego del Barcelona desde que llegó el pasado verano. Pero, sin duda, su mano se nota en el rendimiento de jugadores que en años anteriores estaban ofreciendo una peor versión a la actual. Raphinha, Lewandowski, Koundé, Íñigo Martínez, Balde... Todos  han 'lavado su cara', aunque el que más lo ha hecho es Pedri, a todos los niveles.

El canario es otro jugador esta campaña, y esto se debe, sobre todo, a su encuentro con el entrenador alemán. Desde su llegada, Flick mimó al internacional absoluto. Ganándose su confianza a base de hechos, el germano influyó en la preparación física del centrocampista, hasta tal punto que este curso ya ha disputado más partidos que el anterior a esta alturas.

Pero el cambio de Pedri también ha llegado en la vertiente táctica. El técnico culé le vio potencial dando varios pasos hacia atrás dentro del campo. De ser el mediapunta pasó a ser el centrocampista creativo, como si el teutón quisiera formar una medular como la que antaño construyó Pep Guardiola en 'Can Barça', con tres mediocampistas en tres alturas distintas y con tres roles diferentes, pero vinculados en casi todas las facetas del juego.

Solo a partir de ahí se puede llegar a entender que el de Tegueste se haya convertido en el mejor futbolista de la temporada actual en el Barcelona. Por su botas fluye todo lo que sucede en el terreno de juego. Se vio el pasado martes en el encuentro de Copa contra el Atlético. 

Cuando Pedri asumió los galones a la hora de mover el balón, el cuadro catalán asedió, con la pelota y sin ella, ya que el canario, al decidir los derroteros de cada acción, también marcaba la zona en la que sus compañeros debían presionar agresivamente en  caso de perder el cuero.

La caída

Aunque hay mucho de casualidad en el fútbol, los dos goles finales del conjunto rojiblanco llegaron justo cuando Pedri salió del campo. Flick quiso darle descanso y pensó que Gavi y Fermín le darían al equipo piernas frescas, algo necesario para aguantar las acometidas finales de su oponente.

Sin embargo, lo que sus hombres echaron de menos fue el saber estar con el balón de su pilar maestro en la medular. Con él en el césped, el Barcelona tenía esa pieza capaz de calmar el ritmo del encuentro, que creció sin remedio posible en los últimos minutos del encuentro enMontjuïc.

Pero es que, además de ser un compresor del juego, capaz de languidecer la fluidez de la pelota y saber interpretar cuándo lo necesita su combinado, Pedri también es un acelerador como pocos en el último tercio del campo.

Que se haya adaptado a un rol más vinculado con la creación no quiere decir que haya perdido toda su magia al borde del área, puesto que, precisamente esta temporada, está patentando ese pase que realiza, sobre todo desde la banda izquierda, buscando la incorporación de un jugador desde el costado derecho dentro del área.

El canario es más que cifras, ya que, a pesar de hacer el 1-2, no factura demasiados goles o asistencias. Es mucho más. Es el motor de dos caras en el centro del campo del Barça, capaz de ralentizar las revoluciones del partido y promover un acelerón en el mismo.