La selección nacional de fútbol, con su entrenador Luis de la Fuente a la cabeza, disputa hoy en el estadio olímpico de Berlín la final de la Eurocopa frente a Inglaterra, un partido que no sólo puede ser un título más para el combinado español, sino que la victoria le situaría como el que más entorchados continentales suma.
El camino hasta la final soñada no ha sido fácil, empezando porque La Roja no despertaba una gran expectación ni en el público, en general, ni en los aficionados al balompié, en particular, tras muchos años de travesía en el desierto, sin conquista de títulos importantes, con la excepción de la reciente Liga de Naciones de la UEFA, un galardón menor. La gloriosa etapa vivida entre 2008 y 2012, con la conquista de un Mundial y dos Eurocopas, puso el nivel muy alto, con el añadido de que en este país se pasa de héroe a villano con mucha facilidad. Los siguientes campeonatos del combinado nacional fueron muy discretos y la decepción en el último Mundial, celebrado en Catar, no fue el mejor abono para que nuevamente creciese la ilusión en torno al equipo español de fútbol. A todo ello hay que añadir el caso del expresidente Luis Rubiales, que también sirvió para restar.
Ante este panorama, tras la marcha del entrenador Luis Enrique Martínez por su pobre papel en la cita mundial antes mencionada, la llegada al cargo de seleccionador de Luis de la Fuente, que era el entrenador de la Sub-21, no fue el mayor de los atractivos para volver a enganchar a público y aficionados. La fase de clasificación no fue fácil, pero se logró el objetivo de estar en la cita alemana y, sin hacer ruido, el míster también consiguió hacer su equipo, sin estrellas deslumbrantes, pero con la unidad como referencia entre todos los convocados para defender la camiseta española, dejando al margen si unos son del Real Madrid o del Barcelona, los eternos rivales ligueros.
Con estos mimbres, comenzó el campeonato europeo y la falta de expectación comenzó a tornarse en ilusión por parte de todo un país a medida que se sucedían las victorias de La Roja, primero en la fase de grupos y después en las eliminatorias directas, hasta llegar invictos a la gran final que hoy se disputa.
Puede que Luis de la Fuente no sea el entrenador más mediático ni que la mayoría de los jugadores españoles estén entre los más destacados del panorama mundial, pero con humildad, trabajo y, principalmente, unión han conseguido ser un equipo ganador. Con independencia del resultado que hoy logren, se han convertido en un buen ejemplo para todos los ciudadanos españoles y, sobre todo, deberían serlo para nuestra clase política, más afanada en el interés propio que en el del conjunto del país.