Cáritas apuesta por la dignidad de las familias

Redacción
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Las 'tarjetas monedero' son una alternativa plenamente consolidada en muchos equipos parroquiales e interparroquiales, que permite a todas las personas beneficiarias acceder al derecho a la alimentación desde principios de organización colectiva

En 2023 fueron 332 las familias que se beneficiaron de esta iniciativa. - Foto: Diócesis

El trabajo de Cáritas es integral. Desde sus diferentes programas, la entidad acompaña a las personas en todas sus dimensiones, de manera inclusiva y comunitaria. Dentro de esta línea, y siguiendo la estela de la Confederación, Cáritas Diocesana de Albacete está trabajando en la dignificación y normalización en la cobertura de necesidades básicas, a través de diferentes herramientas. Además de las ayudas económicas directas a familias, las trasferencias, los vales de supermercado o los economatos, Cáritas implementó hace un par de años una nueva herramienta: las tarjetas monedero, que sólo durante el 2023 ha beneficiado a 332 familias en nuesra provincia.

Cáritas apuesta por esta herramienta desde el convencimiento de que facilitar a las personas su acceso a derechos es esencial, pero también lo es, tanto o más, la protección, la promoción del desarrollo del individuo y su participación. La tarjeta monedero es una tarjeta bancaria recargada mensualmente según el número de miembros del núcleo familiar y la situación de vulnerabilidad, que permite a las familias cubrir necesidades básicas de manera digna y autónoma. Además, esta herramienta, permite a los equipos técnicos estar más cerca de las necesidades de las personas, pues el presupuesto de la misma puede dedicarse a productos de alimentación, de higiene, pero también en farmacia y material escolar, termómetro para detectar las necesidades reales de las familias y trabajar junto a ellas. 

A día de hoy son una alternativa consolidada en muchos equipos parroquiales e interparroquiales, que permite a las personas beneficiarias de la misma acceder a su derecho a la alimentación desde unos principios de organización colectiva. Esta herramienta supone el empoderamiento a través de la participación de las personas, del apoyo mutuo y de la horizontalidad, pues las personas dejan de ser sólo receptoras de ayuda para pasar a ser protagonistas y poder decidir qué comer, en función de sus gustos, hábitos, cultura o teniendo en cuenta su salud -situaciones de intolerancia, dietas médicas, etcétera-y dónde, fomentando también, de esta forma, el comercio local.

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