Hace unas semanas se publicaba en la revista de psicología Journal of Religion and Health de Estados Unidos un estudio del sacerdote albacetense Damián Picornell sobre el síndrome de quemarse en el trabajo, el síndrome de Burnout. Hablamos hoy con Damián, párroco de San Roque de Almansa y psicólogo, para conocer algo más sobre un síndrome cada vez más frecuente.
En qué consiste este síndrome de Burnout y cuáles son sus síntomas?
El Burnout es resultado de un estrés laboral continuo que no se ha gestionado bien. Se manifiesta en el agotamiento emocional, o sensación de estar sobrepasado, sin recursos para afrontar el trabajo; la despersonalización, con reacciones negativas y hostiles ante otras personas; y la baja satisfacción y competencia respecto al trabajo.
¿Desde cuándo se conoce este síndrome de Burnout?
Las primeras investigaciones se realizaron en los años 70 en California (Estados Unidos), por la psicóloga Christina Maslach, a partir de sus trabajos de campo. A lo largo de estos 50 años, el concepto se ha aplicado a profesiones muy variadas y en distintos contextos socioculturales. La Organización Mundial de la Salud lo incluyó en la última edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades, como uno de los principales riesgos laborales de tipo psicosocial.
¿A qué profesiones puede afectar?
Durante los primeros años de la investigación, se hablaba de Burnout solo en profesiones que requieren un contacto personal directo y constante, como ocurre, por ejemplo, en las profesiones sanitarias y educativas. Pero poco después se constató que puede afectar a cualquier profesión, por ejemplo, en los empleados cuyo trabajo es burocrático, o realizan tareas manuales repetitivas, los autónomos, e incluso al clero de diversas confesiones religiosas.
¿Hasta qué punto se conocen los factores que influyen en la aparición de este trastorno?
Por una parte, están los factores de tipo individual. Se ha comprobado que un estilo de personalidad inestable emocionalmente, rígido en la forma de pensar y propenso a la ansiedad y la depresión, es más vulnerable al Burnout. Por otra parte, están los factores del entorno laboral y de la organización (institución o empresa), entre los que destacan la carga de trabajo (excesiva o limitada), los horarios que no favorecen la conciliación, la conflictividad en el lugar de trabajo y la baja atención a los empleados por parte de la organización. En cualquier caso, el síndrome se desarrolla lentamente.
Antes mencionaba que el Burnout puede darse también en los sacerdotes. Hace poco has publicado un artículo sobre el tema en una revista de psicología de Estados Unidos.
El síndrome de Burnout en el clero de otras confesiones religiosas se empezó a estudiar durante los años 90, y en el caso de la Iglesia Católica, a partir del año 2000. La mayoría de los estudios se han realizado en Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Latinoamérica y África. El Burnout en los sacerdotes tiene rasgos particulares, porque su ministerio no es un mero empleo que puede separarse del resto de su vida. Mi trabajo es la primera revisión sistemática sobre el tema, y consiste en una recopilación de las principales aportaciones de estos estudios. Se ha publicado en la revista Journal of Religion and Health y puede verse a través del enlace: https://rdcu.be/dlHd4.
¿Está trabajando en algún proyecto más relacionado con este tema?
Hace poco terminé una investigación sobre el Burnout en los sacerdotes de España, en la que han participado 116 sacerdotes de 24 diócesis. Ahora estoy preparando varios artículos para difundir los resultados obtenidos, además de impartir formación sobre este tema, que me parece de total actualidad.
Para terminar, ¿qué aspecto considera clave para poder prevenir este síndrome?
Sin duda, el cuidado de la persona, que no es solo un empleado o un miembro de una organización. Es indispensable promover un buen clima laboral, cargas de trabajo razonables y una comunicación directa y eficaz a todos los niveles.