Editorial

Con julio llegan las vacaciones y las promesas electorales

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Acabamos de empezar julio, primer mes potente del verano, mes en el que llegan las primeras vacaciones para gran parte de los ciudadanos de un país para el que son sagradas y en las que es casi una ley no escrita no cambiarlas a nos ser que haya un motivo con demasiado peso. Pero este año julio será diferente, este año hay que ir a votar, un derecho y a la vez un deber democrático que tiene la suficiente importancia para habernos hecho la puñeta en pleno estío.

Los españoles califican la idea de PedroSánchez de convocarnos a las urnas el próximo día 23 de muchas maneras, pero prácticamente ninguna positiva. Pasado el susto inicial, el siguiente temor ha sido hasta hace un par de días que nos visitara el cartero con la notificación en la que se nos informaba que nos había tocado ser miembro de una mesa electoral, con el consiguiente trastorno que le puede ocasionar a una familia que tuviera planificadas las vacaciones. Vamos, que el guion de esta convocatoria electoral parece estar hecho con muy mala idea.

Entre abril y mayo ya vivimos una dura campaña electoral, que se centró mucho más en el aspecto nacional que en lo que verdaderamente se votaba, el municipal y el autónomico. Ahora, sin habernos recuperado del todo, llevamos prácticamente otro mes de precampaña y estamos a las puertas de una campaña que definitivamente va a terminar de hartar a los españoles.

Llevamos un mes con enfrentamientos a cara de perro, con críticas a los pactos que se están produciendo entre elPP y Vox tras las elecciones del 28M. En teoría, para criticar algo tienes que estar limpio, no como Sánchez y sus compañeros de partido, que han gobernado hasta ahora con el apoyo de independentistas vascos y catalanes, amen de tener el en Gobierno a la ultraizquierda.

Dentro de unos días llegarán los debates televisivos, el cara a cara entre el presidente del Gobierno y Núñez-Feijóo, los mítines..., vamos todo lo que rodea una campaña, pero por suerte, a algunos les cogerá de vacaciones, época en la que apenas se mira la televisión y ni mucho menos se cambia la tumbona de la playa o piscina por acudir a una plaza de toros o a un polideportivo a escuchar la promesas electorales, que en estos días abundan, y que después suelen quedar incumplidas.

Con nuestra vacaciones no se juega y por eso se está batiendo el récord de solicitudes de voto por correo, porque a pesar de que no era el momento de convocar unas elecciones, los españoles saben que estamos ante unos comicios importantes, pero eso sí, que los políticos no nos molesten más, que los ciudadanos también cerramos por vacaciones.