La Tribuna estuvo presente ayer a las 14.15 horas en el último control que realizó la Policía Nacional en las inmediaciones del aeropuerto de Ciudad Real, una semana después de que comenzara la rave, la macrofiesta ilegal en las inmediaciones de la infraestructura aeroportuaria: «Estos ya son los últimos», dijo uno de los agentes. El descampado de varias hectáreas en el que tuvo lugar este festival improvisado lucía ahora como casi siempre: tranquilo y silencioso.

A las 21.30 horas del día de Nochevieja se tuvo constancia de que se aproximaban a Ciudad Real multitud de vehículos para celebrar una fiesta no autorizada. Desde entonces, más de 5.000 asistentes con sus más de 1.500 vehículos se hicieron con los terrenos del polígono industrial del aeródromo, cercanos a los pueblos de Villar del Pozo, Ballesteros de Calatrava y Cañada de Calatrava, y montaron escenarios, puestos de comida, tiendas de ropa y artesanía y pantallas gigantes.

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El subdelegado del Gobierno en la provincia de Ciudad Real, David Broceño, señalaba ayer que el balance final de la macrofiesta era de 109 denuncias, la mayoría administrativas por posesión de drogas o conducir bajo los efectos de sustancias, y 11 detenidos. El último ayer, con una orden pendiente de un juzgado de Murcia. Las denuncias han sido clasificadas por la Subdelegación basándose por un lado en la Ley de Seguridad Ciudadana y otras en Seguridad Vial. En el primer caso, se pusieron 63: 56 por Policía Nacional y siete por Guardia Civil. Las otras 46 denuncias fueron en controles de tráfico por drogas, alcohol, etc. Ha habido dos detenidos por delito contra la salud pública -tráfico de drogas- y otros dos que tenían requisitorias de otras demarcaciones judiciales. Asimismo, Broceño se mostraba agradecido a todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por su «labor coordinada y su capacidad de controlar la situación». Dijo que el trabajo de todos ha sido «ejemplar desde el primer minuto hasta que todo ha quedado despejado».