El debate sobre inmigración ilegal prometía tensión en las Cortes. El presidente del Grupo Parlamentario de Vox, David Moreno, propuso derivar el dinero público para atender a los inmigrantes ilegales a tomar otra medida:«Se debe destinar pagar el billete de vuelta a a sus países de orirgen o, si lo prefieren, para Bruselas». Insistió en que un inmigrante ilegal tiene que saber que jamás se le regularizará en España. Además relacionó la llegada de inmigrantes ilegales con la seguridad. «Los españoles lo que quieren son barrios seguros, que sus hijos puedan jugar por las calles y sus adolescentes puedan pasear sin miedo a ser acosados o agredidos».
La consejera de Bienestar Social, Bárbara García Torijano, fue la que mandó 'de vuelta' a Vox cuando subió a la tribuna. «No se pueden tolerar discursos de odio, palabras y expresiones como hemos tenido que soportar esta tarde», les recriminó. La consejera clamó que un representante de los ciudadanos tendría que estar «luchando por los intereses de su tierra y no acusando a otros seres humanos de ser asesinos».
García Torijano hizo un ejercicio de 'no hacer aprecio' al discurso de Vox. «Son material amortizado, ustedes no me importan», les dijo. En cambio, señaló que lo que más le preocupa es que el PP«no ha estado a la altura».
El Gobierno manda ‘de vuelta’ a Vox por pedir deportaciones¿Y qué dijo el PP? El diputado José Antonio Martín Buro, proclamó que «la política migratoria más inhumana es la que no existe y la que permite que las mafias campen a sus anchas y miles de personas mueran en el océano». Añadió que «la inacción de los gobiernos socialistas está provocando el efecto llamada más importante a nivel europeo y el mayor caos».
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Bellido ordena quitar un insulto de la transcripción. El socialista Pablo Camacho avisó a Martín Buro que «si no rechaza esos discursos de odio, será un miserable trabajador social». En su segundo turno insistió en que era «una vergüenza para la honrosa profesión de trabajadores sociales». Desde elPP protestaron por estos descalificativos y fue el presidente de las Cortes, Pablo Bellido, quien tomó cartas en el asunto y ordenó que se retirara el término «vergüenza» del diario de sesiones.