El 80 por ciento de los jóvenes cree que su futuro no mejorará

Agencias
-

La frustración, el desconcierto y la fatalidad se han instalado en los españoles de entre 18 y 24 años, que culpan a los políticos de la crisis, según se detalla en un estudio de la FAD

El 80 por ciento de los jóvenes cree que su futuro no mejorará - Foto: EFE

Los jóvenes españoles son pesimistas de cara al futuro. Lo ven excesivamente negro. El 90 por ciento de entre 18 y 24 años está igual o peor de lo que esperaba antes de la crisis y casi un 80 por ciento considera que su situación se mantendrá o empeorará, según el estudio Crisis y Contrato Social elaborado por la Federación de Ayuda para la Drogadicción (FAD), del que se desprende que la frustración, el desconcierto y la fatalidad se han instalado en este colectivo.

El trabajo, presentado ayer por el director general de la FAD, Ignacio Calderón, y su director técnico, Eusebio Megías; revela que el contrato social, por el que los jóvenes se dedican a su formación a cambio de una integración laboral futura, se ha roto: «saben que si no se preparan no llegarán a conseguirlo, pero también saben que prepararse no es ya ninguna garantía de lograrlo».

 Según Megías, se ven como una «generación de excluidos, sacrificada», que «va a tener que buscarse la vida para sobrevivir» y apoyarse en la familia para lograrlo: Solo el 15,1 por ciento de los que trabajan confía en mantener su puesto un año, el 71 por ciento de quienes no lo hacen ve poco o nada probable encontrar empleo en ese plazo y un 80 por ciento está convencido de que dependerá económicamente de sus familiares. «Es una visión claramente desesperanzada», añadió.

 En este sentido, el análisis, elaborado con 1.000 encuestas domiciliarias y ocho grupos mixtos de discusión entre abril y noviembre de 2013, indica que más de la mitad de los jóvenes ven extremadamente difícil conseguir o mantener un trabajo de su agrado (61,7 por ciento), comprar o alquilar una casa (59,2), encontrar o mantener cualquier empleo (50,2) o ser autosuficiente (52,5) en un plazo de dos a tres años.

MENOS EXIGENCIAS. «Esta visión de futuro hace que cambie la actitud de los encuestados en relación a lo que piden y a lo que están dispuestos a hacer», explicó Megías, para incidir en que a menos expectativas, menos exigencias. Así, solo un 9,8 por ciento pide ya una tarea profesional acorde con su formación, bien remunerada y en su lugar de residencia, frente a un 48,6 por ciento que aspira a «cualquier cosa, aunque tenga un sueldo bajo, en cualquier lugar». Megías destacó que «antes el empleo se valoraba por lo que daba, ahora se valora en sí mismo, por el hecho de tenerlo y eso cambia toda la perspectiva».

Sobre este asunto, el estudio detalla que frente al desempleo, se ha revalorizado y prolongado la formación, pues en 2012 el 44,7 por ciento de los jóvenes se ocupaba solo estudiando, la cifra más alta desde 1984, mientras el 18,5 por ciento se encontraba solo trabajando, el menor porcentaje de la serie estadística.

Megías explica que en el año 2000 «aparece el trabajo precario y la tentación de dejar de estudiar por unas ganancias», lo que bajó a un 33 por ciento, pero volvió a subir a partir de 2008, con la crisis económica.  Ahora, pese a la citada ruptura del contrato social, un 53,3 por ciento de los jóvenes siguen pensando que los estudios sirven para encontrar un buen trabajo y un 19,3 por ciento, que valen para conseguir «cualquier» trabajo. Por eso, el 70 por ciento tiene intención de continuar o retomar la formación.

Fin del bienestar. En cuanto a la lectura ideológica que hacen de la crisis, el 70,9 por ciento culpa al Gobierno y a los partidos políticos de la situación de los jóvenes con la crisis, mientras un 50,7 por ciento señala a los responsables económicos, empresarios y banqueros y un 39,3 por ciento apunta a la «situación económica mundial y española».

 Les reclaman más ayudas para encontrar empleo (55,9 por ciento), más incentivos a la contratación de jóvenes (39,2), leyes para mejorar sus condiciones laborales (35,8) y más ayudas a los emprendedores (35,3), aunque también más apoyos para los estudios (34,4) y mejorar la calidad de los mismos (27,5). Frente a esta situación, solo el 8,7 cree que los ciudadanos no pueden hacer nada.