Israel aceptó esta misma semana un alto el fuego con Hizbulá en el Líbano tras intensas semanas de negociaciones. Sin embargo, nada apunta a que ese escenario se repita en la Franja de Gaza, donde los familiares de los rehenes que siguen en manos de Hamás exigen su regreso antes del segundo invierno que pasarán en cautiverio. Un clamor que coincide con el primer aniversario de la única tregua alcanzada por el Gobierno de Benjamin Netanyahu y el grupo islamista.
A las 7 de la mañana del 24 de noviembre de 2023, los combates se detuvieron en el enclave por primera vez en más de un mes desde el inicio de la ofensiva. El cese de las hostilidades duró una semana y, cuando se rompió, 105 secuestrados fueron liberados -24 de ellos extranjeros- a cambio de la excarcelación de 240 presos palestinos. Sin embargo, un año después, ese canje parece imposible de repetir: en la Franja se acumulan los cadáveres de más de 44.000 gazatíes, 97 personas siguen retenidas y las negociaciones por un alto el fuego llevan congeladas desde agosto.
Los bombardeos sobre Gaza no se han detenido desde entonces, mientras Israel alega combatir para eliminar a Hamás y recuperar a los rehenes, si bien hasta la fecha solo ha sacado con vida a ocho cautivos en operaciones militares y hallado los cadáveres de otros 37.
«El año pasado, nos mantuvimos juntos bajo la lluvia en la Plaza de los Rehenes, seguros de que nuestros seres queridos regresarían en cualquier momento. Ha pasado un año, se acerca el invierno y un centenar de cautivos languidece en los túneles de la muerte de Hamás en Gaza», indica el Foro de las Familias de Rehenes.
Un informe médico publicado recientemente señala que los secuestrados «enfrentan graves riesgos de salud y peligro mortal con la llegada del invierno», con el agravante de que han perdido mucho peso en el último año.
«Hemos perdido demasiados seres queridos. Muchos padres como nosotros que han perdido a sus hijos. A nuestros queridos rehenes, si pueden escucharnos, manténganse fuertes, sobrevivan», proclama Rachel Goldberg-Polin, madre un asesinado por Hamás en el sur de la Franja ante la cercanía de las tropas israelíes a finales de agosto con otros cinco secuestrados.
Acusaciones mutuas
Los seres queridos de los cautivos también conmemoran el aniversario del acuerdo de tregua de hace un año, del 24 al 30 de noviembre de 2023, que no se ha logrado reproducir.
Las negociaciones llevan paralizadas desde agosto, con ambas partes acusándose mutuamente de no ceder en torno a la principal línea roja que sostienen desde hace meses: el fin definitivo de la guerra, indispensable para Hamás de cara al acuerdo e inviable para Netanyahu, decidido a continuar sus operaciones hasta neutralizar al movimiento islamista. Además, Tel Aviv pretende mantener su presencia militar en el corredor de Filadelfia, la frontera entre Gaza y Egipto, algo que el grupo terrorista rechaza tajantemente; y el paso Netzarim, que corta en enclave en dos mitades. Esto es aún hoy el principal obstáculo a un acuerdo.
Cuando fracasó el diálogo, fuentes egipcias aseguraron que los israelíes dieron el visto bueno a que la Autoridad Nacional Palestina custodiara a largo plazo la divisoria, pero el Estado hebreo exigió igualmente mantener tropas en el corredor durante la primera fase de la hipotética tregua para frenar el contrabando de armas.
Falta de seriedad
Con el diálogo en un callejón sin salida, Catar -interlocutor de los islamistas- anunció a principios de noviembre que suspendía sus esfuerzos de mediación, aunque prometió retomarlos cuando haya «seriedad para poner fin a la guerra».
«Un acuerdo es posible, como se demostró hace un año», asevera a Tal Siegel, sobrina de Aviva Siegel, que logró salir de Gaza gracias a la tregua. «Lo único que hay que hacer es firmarlo», apunta sobre otro pacto, que debe alcanzarse «sean cuales sean las condiciones».
«Esta guerra terminará algún día. Podemos elegir terminarla hoy, para recuperar abrazos y cariño, o esta guerra acabará con nosotros», lamenta Clara, otra de las liberadas.