La Presidencia de EEUU representa la institución de mayor responsabilidad política del país norteamericano y, desde el nombramiento del primer presidente en 1789, George Washington, ha acumulado una batería de hitos y curiosidades hasta llegar este 2025 al retorno de Donald Trump, a punto de asumir de nuevo este lunes el bastón de mando.
Washington fue el primer dirigente de la nación y también el único en obtener la totalidad de los votos del Colegio Electoral -casi le iguala en 1820 James Monroe, con todos los apoyos menos uno-, y aún conserva el récord del discurso inaugural más corto, de apenas 135 palabras.
En el lado contrario se sitúa William Henry Harrison, a quien hablar durante más de dos horas en medio de una fuerte tormenta le costó padecer una neumonía que a la postre le terminó matando. Su prematuro fallecimiento le convierte, asimismo, en el que menos ha estado en el cargo: 32 días.
Harrison es, además, uno de los ocho presidentes que han perecido en el ejercicio de su cargo, la mitad de ellos asesinados -Abraham Lincoln, James Garfield, William McKinley y John F. Kennedy-.
En los últimos mandatos, sin embargo, se han roto los records de longevidad, ya que Trump se dispone a batir por cuestión de meses el de Joe Biden, al tomar posesión con 78 años y 220 días. En el lado contrario se sitúa Kennedy, el mandatario electo del país más joven hasta la fecha, con 43 años en el momento de jurar el cargo.
Por su parte, Richard Nixon es el único que ha dimitido, por el caso Watergate en 1974. El abandono prematuro de Nixon forzó el ascenso de Gerald Ford, que sigue siendo la única persona en ser elegida primero para la Vicepresidencia y luego para la Presidencia sin pasar por las urnas, puesto que en 1973 ya se situaba en el número dos de la Administración por la dimisión de Spiro Agnew.
Las leyes norteamericanas dejan abierta esta posibilidad, al igual que establecen un sistema que no necesariamente lleva a la Casa Blanca al candidato más votado. Trump, de hecho, arrancó su Presidencia tras perder en votos contra Hillary Clinton, una disparidad que ya se había dado otras cuatro veces antes -la más reciente en el año 2000 con el duelo entre George W. Bush y Al Gore.
No fue así en las elecciones más recientes, ya que en noviembre de 2024 el magnate sí obtuvo más apoyos que su rival, Kamala Harris, al alcanzar los 77,3 millones. El republicano mejoró en unos 15 millones los resultados de 2016, pero no logró batir el hito de 2020 de Biden, que seguirá siendo al menos cuatro años más el dirigente de la nación con más sufragios a su favor -unos 81,2 millones-.
El récord en cuanto a votos electorales, no obstante, lo ostenta sin embargo Ronald Reagan (525), que comparte con Nixon la hazaña de haber logrado la victoria en 49 estados. Reagan fue también el primer presidente que se había divorciado, un dato que comparte con el propio Trump.
Dos mandatos
Hasta que el magnate consume su retorno el lunes, el demócrata Grover Cleveland es el único que, tras haber dejado la Casa Blanca, consiguió volver a ser elegido para un segundo mandato no consecutivo. Esta circunstancia hace que se le considere el presidente 22 y el 24, mientras que Trump tendrá como galones los números 45 y 47.
Lo que sí está claro es que la Presidencia que asume ahora el republicano será la última, en virtud de la XXII Enmienda de 1951, que estableció un máximo de dos períodos. Antes de la reforma no había por tanto límite, lo que permitió que Franklin D. Roosevelt alcanzase un sumatorio de cuatro que será ya imposible de batir.
Trump será también el primer presidente en sentarse en el Despacho Oval con una condena a sus espaldas, ya que el año pasado fue declarado culpable de más de una treintena de cargos, vinculados al dinero pagado a la exactriz porno Stormy Daniels para silenciar una supuesta relación extramatrimonial durante la campaña de 2016.
Aunque tiene otros frentes judiciales abiertos, previsiblemente no le impedirán ejercer el cargo. De hecho, las leyes son especialmente permisivas en este tipo de casos y en las elecciones de 1920 incluso uno de los candidatos, Eugene Debs, hizo campaña desde prisión tras ser detenido por oponerse a la I Guerra Mundial.