Esperanza Pedreño triunfa entre el público y la crítica

EMILIO MARTÍNEZ
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A la polifacética actriz albacetense, que prepara un texto suyo, le prorrogan, antes de que salga de gira, la obra 'Mi relación con la comida', dado el éxito que tiene en Madrid

Le llueven los mayores y mejores calificativos dentro de las extraordinarias críticas que está teniendo. A la par, además de la promoción del más importante grupo empresarial de las artes escénicas –la firma Smedia que dirige Enrique Salaberría, y está al frente de un puñado de salas en Madrid, ha funcionado el boca a boca –«en tantas ocasiones la mejor promoción porque sale del alma de los espectadores que en nada se benefician de ello», comenta la destinataria de tanto elogio-, por lo que aprovechando unos huecos de última hora en la programación del Teatro Galileo, va a ser posible disfrutar de nuevo de la magistral interpretación de ella. Pongamos que se habla/escribe de Esperanza Pedreño. Porque la albaceteña ha llenado en todas las funciones anteriores esta sala, que siempre apuesta por obras complejas y exigentes, como esMi relación con la comida, de Angélica Liddell, batiendo récords de espectadores puestos en pie con gritos de ‘bravo, bravo’ al término de cada representación por la excelencia de su trabajo. Que no en balde, la actriz carga con todo el peso de un texto también de mucha complejidad y, por tanto, permanece sobre el escenario, y en ocasiones andando entre el público, parte del cual se ve involucrado en la parte final de la obra, a lo largo de las cerca de dos horas que dura la función.

Además de un amplio dominio gestual, corporal y de dicción, la paisana, sin dejar de ser la única protagonista de esta especie de monólogo, da vida a algún otro personaje, cambiando de la tragedia y el llanto a la indignación, el humor y la risa –se aprovecha de una indudable vis cómica, con la que ya triunfó como la surrealista secretaria Cañizares en la serie televisiva Camera Café- sin solución de continuidad. Aunque ella se quita mérito: «Forma parte del oficio, y, claro, del trabajo, porque desde que descubrí este texto, con el que me identifico por su sentido analítico y crítico, me gustó tanto que decidí hacerlo aun sabiendo de su dificultad».

Una dificultad que, al margen de las también magníficas formas del montaje con la aprobación de la autora, se basa además en el texto íntegro, que son cerca de 40 folios. Y que fundamentalmente se revuelve en contra de todo aquel que camina en dirección opuesta a los que pretenden crear en torno suyo una especie de minisistema totalitario individual, convirtiéndose en una defensa de los más débiles, de los que están más fastidiados social y económicamente, cual redondea la propia actriz: «Es un acto de resistencia contra toda la violencia real, con una rebeldía en barrena tan bestia que es lógico que cale hondo en el espectador». No obstante, y a pesar de tantas dificultades en conjunto, todas ellas sumadas que no le ha impedido a la actriz imponerse, a lo largo de muchos meses de preparación y meterse en tareas no sólo de intérprete, sino de dirección y de puesta en escena, en esta faceta con la ayuda del polifacético artista también albaceteño Isidro Paterna. No es de extrañar que haya habido absoluta unanimidad como denominador común en las críticas a la obra y, sobre todo, a la interpretación de la Pedreño, como se la conoce, por otro lado, en los medios artísticos.

NAVIDADES EN ALBACETE. Desde Miguel Ayanz, en La Razón («la actriz es una fuerza intensa de los escenarios por sí misma, tan frágil y rotunda que es capaz de mantener el tipo en el dolor y en el humor»), a José Luis Domínguez en Guía del Ocio (Pedreño ha tenido la osadía de dirigirse a sí misma en un reto formidable… y al final logra que el público, que al principio suelta alguna risa, acabe sobrecogido), pasando por Javier Vallejo en El País, su colega y tocayo Villán en El Mundo, así como varias radios, televisiones y revistas especializadas.

Todos ellos, con cierta división de opiniones respecto al texto, la mayoría a favor, pero con una unánime cadena de elogios hacia Esperanza y su especial ‘relación con la comida’, la creación de Angélica Liddell, que nadie se ha atrevido a representar con continuidad desde que obtuvo el Premio de la Sociedad General de Autores (SGAE) de Teatro en 2004, con un jurado tan exigente como el que integraron Ana Diosdado, Manuel Gutiérrez Aragón, Alfredo Carrón, Ignacio Amestoy y Julio Escalada. Pero que la valentía y la capacidad de esta polifacética actriz la están paseando por Madrid, donde seguirá en las fechas libres que quedan en el Galileo en diciembre y en enero, y también con dos funciones especiales los pasados jueves y viernes en Ávila. Después, la intención de la albaceteña es llevarla de gira por diversas ciudades, para lo que con Producciones El Buco, la empresa encargada de todo lo relacionado con esta búsqueda de representaciones, ya tiene algunas fechas y sitios, aunque por ahora no en Albacete.

Sí estará en nuestra ciudad la actriz durante unos días en estas próximas fiestas navideñas para visitar a la familia y aprovechar el descanso para otros de sus proyectos. Los más inminentes, aparte, claro de la obra de Angélica Liddell y de la posible vuelta a los escenarios de Magia -con la que en su papel de protagonista también triunfó de manera extraordinaria-, la repetición de unas lecturas dramáticas, que estrenó el pasado martes, de la obra Días estupendos, de la escritora, guionista y exministra de Cultura  Ángeles González Sinde. Y también la preparación de una obra de la propia Pedreño que lleva el título de El sueño del pescador.

Y, mientras, como concluye su conversación con La Tribuna, esperar que lleguen mejores tiempos para el teatro, «que está asfixiado por la animadversión del Gobierno, que no se queda solo en el brutal 21% del IVA» Lo que entiende también como «una brutal paradoja», ya que destaca que es una pena que haya tanto paro en la profesión y se descuide tanto al teatro «en este momento en que contamos con unos escritores y actores de un nivel máximo».