Hacer poco daño y recibir mucho

Diego Izco
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Aquel Barça asombroso del arranque de temporada ya ha desaparecido definitivamente, perdiendo la 'magia' en las dos áreas. El Real Madrid y el disparo lejano: Mbappé y Valverde liquidan el partido en 20 minutos

Hacer poco daño y recibir mucho - Foto: AFP7 vía Europa Press

El principal peligro que corría el Barça, por lo visto, era el de saberse vulnerable. Fue una roca durante 11 jornadas y ahora un saco de nervios al que se le puede hacer daño con una facilidad pasmosa. La versión más pobre del Atlético en varias semanas sacó los tres puntos de Barcelona: tres llegadas 'tontas', dos goles. Tercera derrota consecutiva de los culés como locales en Liga, algo que solo había sucedido una vez y en 1965. ¿Cómo analizarlo? El fútbol se guarda 'eso' inexplicable para estas citas. Así como ante Las Palmas y Leganés fue un equipo sin alma ni criterio, ante los de Simeone volvió a jugar con agilidad y velocidad, achicando con suficiencia al bloque más en forma del campeonato y castigándole mientras Oblak achicaba agua para evitar el naufragio. Pero este plantel, sí, de repente descubrió en San Sebastián (1-0) que podía perder. Y que era un equipo en formación -lo que se vendió a comienzo de temporada- y no una máquina capaz de golear en cuatro días a Bayern y Real Madrid. Tomar consciencia de sus limitaciones ha dinamitado el proyecto de Flick: termina la primera vuelta con 38 puntos, tres menos que Xavi el año pasado. Y preguntando a Sorloth, autor del 1-2 en el minuto 96, si tiene algo 'personal' contra ellos: es el único jugador de la historia que ha ganado tres veces en el campo del Barça con tres equipos distintos y marcando en esos partidos. 

Disparar

Para marcar desde fuera del área necesitas un buen golpeo… pero sobre todo determinación. Lo de «pegarle fuerte a la pelota» es algo que se presupone a todos los futbolistas de la Liga, tipos de élite estupendamente musculados. Lo de «dirigirlo a puerta», también: son, a priori, los mejores del país y se ganan la vida con ello. Cuando Mbappé y Valverde destrozan las redes del Sevilla en apenas 20 minutos con dos trallazos nos recuerdan que las vías hacia el gol son infinitas y lejanas. Dos obras de arte que no requieren construcción alguna: una pelota suelta, un poquito de espacio para pensar y sí, determinación. O sea, atreverse a hacerlo.