El 'juez de la horca' que aspiraba a ser líder supremo

Agencias
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El fallecido Ebrahim Raisi era el favorito para suceder a Jamenei tras su mandato y una carrera judicial marcados por su mano dura

El dirigente islámico perdió la vida el pasado domingo en un accidente aéreo. - Foto: Reuters

Con su turbante negro, su barba y su rostro serio, Ebrahim Raisi fue hasta el último de sus días un hombre del sistema de la República Islámica, un juez y presidente de marcado carácter ultraconservador que intensificó la represión iraní, una figura opuesta al cambio y a Occidente y un protegido del líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei. De hecho, llegó a figurar entre los favoritos para sucederle.

Pero todo ello terminó con su muerte en un accidente aéreo, lo que sume al país persa en un período de plena incertidumbre. Él era uno de los ocupantes del helicóptero siniestrado el pasado domingo en el noroeste de Irán, tras participar en la inauguración de una presa cerca de la frontera con Azerbaiyán.

Nacido en 1960 en la ciudad sagrada de Mashad -la segunda más grande de la nación-, el fallecido presidente, de 63 años, procedía de una familia descendiente del imán chiita Husein y, por tanto, del profeta Mahoma, de ahí su turbante negro. Siguiendo la estela de su padre y su abuelo materno, que también eran clérigos, se formó durante años en varias escuelas religiosas.

Raisi había participado en las protestas contra el último sah de Persia que derivaron en su derrocamiento con la Revolución Islámica de 1979, tras lo que entró a formar parte de las filas del aparato judicial. De esa época data uno de los puntos más oscuros de su carrera, cuando formó parte de los tribunales secretos creados en 1988 para juzgar a miles de presos políticos, muchos de ellos ejecutados. A pesar de que la cifra sigue siendo desconocida, el número oscila entre los 2.800 y los 30.000, lo que le valió el apelativo de El carnicero de Teherán o, simplemente, El juez de la horca.

Ya en 2019, fue designado vicepresidente de la Asamblea de Expertos -encargada de elegir al líder supremo-, acumulando un gran poder que le llevó a situarse como uno de los principales aspirantes a reemplazar a Jamenei en un futuro.

Salto a la política

Raisi asumió la Presidencia en 2021 tras unas elecciones de mínima participación -48,8 por ciento-, marcadas por el veto a varios candidatos, lo que le abrió el camino. Esos comicios materializaron sus aspiraciones políticas y supusieron una victoria del sector ultraconservador tras dos mandatos del clérigo moderado Hasan Rohani. Y, pese a que durante la campaña electoral trató de suavizar su imagen de mano dura, una vez que ocupó el cargo quedaron pocas dudas de su carácter. 

A su llegada al poder, prometió reforzar la lucha contra la corrupción y hacer frente a las sanciones desde EEUU tras abandonar en 2018 el histórico acuerdo nuclear de 2015, que empujó a Teherán a fortalecer su polémico programa.

Su doctrina llevó a su Gobierno a intensificar las políticas del uso obligatorio del velo islámico, que se había relajado en los últimos años, y que desembocó en la muerte bajo custodia de Mahsa Amini en septiembre de 2022 tras ser detenida por no llevar bien puesto el hiyab. El caso de la joven de 22 años desató las mayores protestas en años contra el régimen y solo desaparecieron tras una represión policial en la que fallecieron 500 personas y en las que fueron ahorcadas otras ocho, una de ellas en público.

El conflicto con Israel

Sus últimos meses de mandato estuvieron marcados por el conflicto desatado en Oriente Próximo a raíz de los ataques de Hamás y la posterior ofensiva de Israel en Gaza, lo que disparó aun más décadas de tensión entre Tel Aviv y Teherán.

Fue bajo su mandato cuando se produjo el primer ataque directo del régimen persa contra el Estado judío, cuando el 13 de abril Irán lanzó cientos de misiles y drones contra su adversario regional en respuesta a la muerte de siete miembros de la Guardia Revolucionaria en el consulado de Damasco.