El Museo de Arte Contemporáneo (Marco) de Vigo acoge hasta el 5 de enero la exposición titulada La Profundidad Esencial de la Tierra, que explora la profunda e intensa conexión que existe entre la obra de dos pintores con orígenes muy distintos: Benjamín Palencia (Barrax, Albacete, 1894) y Manuel Colmeiro (Chapa, Pontevedra, 1901) .
Comisariada por el historiador del arte Carlos López Bernárdez, la muestra se adentra en el período surrealista de ambos artistas, un movimiento de vanguardia al que ambos llegan por una atracción común por las esencias ancestrales de la naturaleza humana.
«El impacto del movimiento surrealista en la obra de Benjamín Palencia y Manuel Colmeiro en la década de los 30 –señala en la presentación de la muestra– es de bien diferente intensidad; con todo, ambos comparten, como telón de fondo, semejanzas formales que están en el contexto del influjo del surrealismo internacional, movimiento convertido en ese período en un lenguaje que atraviesa muy diversos horizontes estéticos en un amplio abanico territorial y cultural».
Estas semejanzas se deben a que ambos artistas llegan a este estilo a través de su interés común, por las culturas que entonces se tildaban de «primitivas», por lo popular y por el interés por la etnografía y las tradiciones que fueron muy habituales en la etapa final del período de entreguerras en toda Europa, una etapa convulsa y atormentada, cuyas preocupaciones anticipan las tragedias que inflamarían la Península, primero, luego todo el continente y, al final, el mundo.
«Palencia y Colmeiro comparten preocupaciones, puntos y procesos de evolución con ciertas analogías, dentro de unas propuestas creativas fuertemente personales -prosigue- viven su tiempo, en general, como una realidad convulsa y esta percepción va acompañada de un esfuerzo actualizador de sus lenguajes plásticos, ligado al contexto internacional, con el surrealismo como un telón de fondo singular».
Los paralelismos entre ambos no se quedan aquí, porque a causa del trauma de la Guerra Civil Española, primero, y después de la Segunda Guerra Mundial, abandonan el surrealismo para adentrarse en nuevos caminos expresivos. En España, Palencia se adentra en los paisajes que lo harán célebre, y en un realismo que será la marca distintiva de la Segunda Escuela de Vallecas.
Colmeiro también evoluciona, pero desde el exilio en Buenos Aires y hacia un estilo más expresionista que tiene por temas el paisaje y la cultura popular de Galicia, como parte del grupo Os Novos, del que también forman parte Seoane, Maside, Laxeiro y Arturo Souto.
Hay un último punto en común, y es que a ambos les llega el éxito y el reconocimiento nacional e internacional precisamente en estos períodos de madurez que siguen caminos distintos, pero que tienen el mismo punto de partida que es, precisamente, el objeto mismo de la muestra en el Marco de Vigo.
Señalar, por último, que con motivo de esta exposición, el Museo de la ciudad olívica edita una publicación que incluye textos del comisario, Carlos López Bernárdez, y de Ramón Palencia del Burgo.