Una representación de neurólogos expertos en accidentes cerebrovasculares de la Gerencia de Atención Integrada de Albacete, con el jefe del Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, Tomás Segura, a la cabeza, además del responsable de la Unidad de Ictus, Óscar Ayo, y de la de neuróloga María Payá, asisten al 16 Congreso Mundial de Ictus que se celebra en Abu Dhabi de la Organización Mundial de Accidentes Cerebrovasculares que finaliza hoy, cuyo objetivo es colaborar en la reducción de los desafíos relacionados con los accidentes cerebrovasculares mediante una mejor prevención, tratamientos innovadores y métodos de recuperación mejorados.
Los representantes albacetenses han presentado cuatro comunicaciones. Una de ellos sobre la composición histopatológica y proteómica de los trombos extraídos de pacientes con ictus que a la vez tenían una infección por Covid, correspondientes a la primera ola, que se han comparado con pacientes sin Covid similares en edad y sexo que habían sufrido trombos. «Lo que encontramos es que la infección hubiera lesionado los hematíes y liberara el hierro provocando estos trombos más peligrosos», agregó el doctor Segura.
Otro de los trabajos presentadas a este Congreso demuestra que por ecografía se puede detectar la transformación hemorrágica de un infarto cerebral tras la extracción de un trombo. En este trabajo se expone que el 13% de todos los pacientes sufren esta consecuencia, aunque la mayoría no tiene sintomatología asociada, no siendo necesario utilizar para su detección un TAC seriado, sino que el ecógrafo a pie de cama, es suficientemente sensible para poder diagnosticar esta hemorragia.
Además, la delegación albaceteña presentó otros dos estudios científicos, donde se detalla la capacidad de sistemas de Inteligencia Artificial (IA) para pronosticar la aparición de fibrilación auricular en pacientes que han tenido un ictus y de los que los especialistas médicos no tienen una causa clara cuando se produce el ingreso. Estas comunicaciones forman parte de un estudio multicéntrico liderado por el Hospital de Albacete, siendo el investigador principal del mismo el doctor Óscar Ayo.