Jorge Navarro: «El agricultor siente que lo quieren echar»

E.F
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El presidente de Asaja Albacete alerta de que «hay cada vez más gente que abandona, cada vez quedan menos perceptores de la PAC»

Jorge Navarro, presidente de Asaja en Albacete. - Foto: R.S.

Después de un mes de calles llenas con el ruido de los tractores y la furia de las gentes del campo, llegó el momento de valorare lo conseguido y, para el presidente de Asaja en Albacete, Jorge Navarro, el balance de momento es tan parco, tan magro como los brotes de los campos de la provincia, castigados por la sequía y rematados por las heladas.

 

Una vez que se han sentado con el Ministerio ¿Qué ha pasado?

De momento, poco más que sentarse a hablar. El ministro Planas presentó un documento con 43 medidas que firmaron Unión de Uniones y UPA, pero ni COAGni Asaja hemos querido firmar porque no hemos visto avances reales en asuntos que consideramos cruciales. No nos hemos levantado de la mesa, estamos a la espera de que nos vuelvan a llamar, pero la mayor parte de lo que demandábamos no lo hemos visto por ninguna parte, hay temas clave en los que ni se ha entrado.

 

Pues vayamos a ello ¿Qué echa usted en falta?

Me voy a centrar en lo más importante, porque si no podría estar días.  Lo primero son los precios y los costes; tenemos una Ley de la Cadena Alimentaria que prohibe la venta por debajo de costes, pero que se queda  y se quedará en papel mojado mientras no se haga nada por frenar unos costes que siguen disparados. Además, los precios están muy distorsionados. En un mercado equilibrado, después de tres años de malas cosechas, las cotizaciones deberían subir, pero sucede lo contrario.

 

¿Cuál es la causa?

La causa está en los puertos. Ahora mismo, en las Lonjas, el precio de referencia no es el de origen, el del productor, que es el que debería ser, sino el que nos marcan los puertos, pero es que los puertos no producen. Ese precio lo marcan las grandes multinacionales que compran fuera a precios muy baratos, sin cumplir la normativa que nos exigen a nosotros, sin trazabilidad alguna. Y no sólo pasa con el cereal, pasa con muchos otros productos agrícolas, algunos insospechados: vino, almendra, girasol, hortícolas.

 

¿Y qué solución plantea?

Nosotros no nos oponemos a que haya importaciones. ¿Cómo vamos a hacerlo, si por ejemplo España es deficitaria en cereal? Lo que queremos es competir en condiciones de igualdad, la ley del embudo no puede ser, la parte ancha para lo que viene de fuera y la estrecha, esto es, las limitaciones, las inspecciones, los reglamentos, las sanciones, las presión fiscal y la burocracia para nosotros. Por eso no queremos firmar las 43 medidas del Ministerio, porque no vemos avances en precios, en costes, en la aplicación de la Ley de Bienestar Animal, en las políticas de agua, en el envejecimiento del campo y en su contrapartida, que es la falta de relevo generacional.

¿Con todo esto, en qué estado de ánimo está el agricultor medio en la provincia de Albacete?

Muy bajo. El agricultor siente que lo quieren echar del campo, que lo empujan poco a poco para que lo abandone, como si le mostraran el camino de salida. Cada vez hay más gente que abandona, quedan menos perceptores de la PAC, porque para hacer rentable una explotación hace falta tener más y más tamaño. Cualquiera que venga al campo tiene que coger mucha más tierra o más cabezas de ganado.

¿Es que vuelve el latifundio?

No, no es eso, es un fenómeno nuevo que tiene dos caras, una para el regadío y otra para el secano. En el regadío, tenemos la llegada de grandes empresas, multinacionales o fondos de inversión, muy orientadas al exterior, con sus propios canales de comercialización, distribución y financiación, que llegan aquí para hacerse con fincas que tengan concesiones de agua aseguradas.

¿Y qué pasa con el secano?

Ahora mismo, hay un auténtico 'boom' de las renovables, sean las solares, las eólicas o el hidrógeno verde. Las energéticas llegan a una zona de secano y a los agricultores les ofrecen precontratos de arrendamiento por 1.500 o 2.000 euros por hectárea, con la mirada puesta en la próxima subasta de derechos, que será en 2026. Ante eso, un agricultor de secano, ¿qué puede hacer? Firma, con la esperanza de quitarse todos  sus problemas de encima. A mí me entristece, pero lo entiendo, te ofrecen algo así y ves el cielo abierto.

¿En dónde encaja el agricultor o el ganadero actual de Albacete?

Lo que no se pueda regar y no esté en una zona con un clima más o menos favorable, sin riesgo de heladas fuertes, no va a tener más remedio que firmar lo que le pongan o irse a la ruina. Me temo que muchos de los que se queden se van a ver abocados a lo mismo que los ganaderos, a los contratos de integración con grandes empresas que marcarán sus propias condiciones en casi todo. Y pasará lo que ya pasó con la ganadería, que dictarán hasta la forma de producir. Fíjese, por ejemplo, en que el extensivo que queda es muy poco, en comparación a lo que hubo hace unas décadas, es casi testimonial. Ahora mismo, lo que manda es el intensivo, estabulado y muy orientado a la producción de leche. 

¿Las instituciones no lo ven?

Lo ven pero no lo quieren ver. Léase  las 43 medidas que nos propone el Ministerio y fíjese, por citar algún caso, en las propuestas que nos hacen para mejorar la situación financiera del campo. ¿Más créditos blandos? ¡Pero señor mío, si el campo ya está más que apalancado! Y no sólo los viejos de más de 60, que ya somos las tres cuartas partes, ¡es que los jóvenes también están con la soga al cuello! No entienden que ya tenemos préstamos de sobra por pagar, que añadir más no arregla nada, al revés, lo empeora.

¿No hay alternativas?

Nosotros creemos que sí las hay, porque las vemos en otros países de nuestro entorno. Hace muy pocos días, Polonia anunció que va a dar a los agricultores una ayuda adicional para compensarles por la entrada de cereal de Ucrania en la UE, de 375 euros al trigo; el resto del cereal, algo más de 170, y es una ayuda nacional, es la prueba de que estas ayudas son posibles, siempre que haya una voluntad política real. 

¿Y Europa?

Con la UE siempre tenemos el mismo problema, no tiene en cuenta las particularidades de cada zona. El mejor ejemplo es la sequía. Llevamos ya tres años con ella, pero cuando llega el momento de ver cómo encaja en la flexibilización de la PAC, la Comisión no quiere ni verlo porque dice que la sequía ya es un problema estructural, no coyuntural. En realidad, la sequía que padecemos en Albacete no es coyuntural ni estructural, es excepcional; en casi toda Castilla-La Mancha, salvo aquí, han caído entre 900 y 1.000 milímetros de lluvia pero aquí llevamos poco más de 60. ¿Eso no se tiene en cuenta? ¿No se ve desde Bruselas?

¿Es que las lluvias de Semana Santa no ayudaron?

Sí, pero no tanto como se cree, porque el año ha sido muy malo en lluvias. Tuvimos tormentas en agosto, pero septiembre fue nulo; en octubre se hicieron las primeras siembras y salieron con la poca humedad que quedaba; en noviembre, diciembre y enero, nada de nada, y lo que se sembró de cereal, leguminosa y proteaginosas en noviembre y diciembre nos nació con lo que cayó a últimos de enero. 

¿Estamos abocados a un cuarto año malo?

Los cereales que no se agarraron temprano, sobre todo avenas y trigos, las cebadas más tardías, ya les hace falta mucha agua, pero lo primero aún se puede segar. Si el grano no sale del todo bien, aún puede ir para forraje. Pero lo que se sembró entre noviembre y diciembre para nacer en enero, lo que es un ciclo tardío, no le ha llovido nada. Salvo los 36 litros que cayeron en Semana Santa, nada. Ahora mismo, La siembra está 'empalotá', sobre todo en lo tardío, no tiene planta y los rendimientos van a ser muy bajos. Si no llueve en 10-15 días, habrá muchas parcelas que se quedarán sin segar, como pasó hace un año. Y lo peor es que esto sólo pasa en Albacete, en Cuenca, Ciudad Real, Toledo o Guadalajara no están tan mal como aquí.