Adquirir la nacionalidad española para los extranjeros se consigue a través de varias vías. Una de las menos farragosas, en cuanto a tramitación, y de las más ágiles, en cuanto a plazos, es la de demostrar antecedentes españoles. Es la posibilidad que ofrece la Ley de Memoria Democrática y eso ha llevado, en los últimos meses, a un «incremento muy importante» de las peticiones que ha recibido el Archivo Histórico Diocesano de Albacete. Mercedes Royuela Ortega es su directora desde el año pasado y comenta que, «de las 404 consultas que nos llegaron a lo largo del año, 160 fueron para obtener información relacionada con esta Ley». Supone que «prácticamente el 40% del total que tuvimos fueron por este motivo», cuando en años anteriores la proporción era inferior.
Una tendencia que se prevé que continúe este año, al menos hasta otoño, puesto que la vigencia de esta norma concluye el 20 de octubre de 2024. «En los tres primeros meses, de las 181 solicitudes que tuvimos, 37 eran por este motivo».
Si no se dispone de información de primera mano que acredite ese parentesco, la alternativa es acudir a las fuentes que la preservan. El Registro Civil es una de ellas, pero se crearon en 1870, por lo que no se puede bucear en fechas anteriores. Por ello, el Archivo Diocesano se ha convertido en la primera puerta a la que llamar. «Buscan, sobre todo, partidas bautismales de antepasados, con las que puedan acreditar su ascendencia española» y normalmente se demandan datos que se retrotraen, «como mucho, a principios del siglo XIX, para antes de esa fecha no suele haber requerimientos», apunta, aunque podrían atenderse.
«Tenemos información de partidas bautismales prácticamente desde el siglo XV», detalla la directora, y una base de datos en la que han ido, con paciencia y mucha dedicación, y gracias a la labor voluntariosa del colaborador Antonio Jiménez, incluyendo la información y que hoy dispone de «dos millones de actas sólo de bautismo, que son las que más hay, además de más de medio millón de matrimonios y de más de 200.000 fallecimientos, que es la información que menos se pide».
desde Latinoamérica. Las consultas de este tipo al Archivo Diocesano de Albacete «proceden sobre todo de Hispanoamérica y, principalmente, de Argentina y de Cuba, como en un 80% o más», plantea Mercedes Royuela, que señala que «también hemos recibido de Chile, Uruguay, Puerto Rico, Venezuela o Brasil».
A todas ellas se les da respuesta, tanto si se encuentra la información requerida, como si no hay suerte, porque «hay algunos municipios de los que apenas tenemos información». El caso más evidente es el de Madrigueras, «se quemó todo, lo quemaron todo, en la Guerra Civil, y solo queda el primer libro, que debe de ser porque alguien lo guardó, el único libro que tenemos de este pueblo, y es precisamente el libro más antiguo que disponemos, de 1490».
Buena parte de la provincia fue zona republicana y, tras la Guerra Civil, sus fondos documentales se destruyeron pasto de las llamas. «Madrigueras es el que más lo sufrió, pero también pueblos como Pozo Lorente, Montealegre del Castillo, Pétrola, Hoya Gonzalo, Higueruela» o también «Villarrobledo, que aunque aquí no tenemos sus fondos, también quemaron una parte». Por contra, hubo iglesias más grandes que «a pesar de estar en la zona, sí salvaron sus archivos y fondos bibliográficos, como pasó con Chinchilla».
Cuando sí se localiza esa información, «tenemos que hacer la partida, que cuesta casi una hora, porque la hacemos a mano, transcribiendo la información de las partidas, y llevaban muchos más datos que las actuales», algo que también tiene mucho valor, porque «nos contaba quiénes eran los padres y abuelos, dónde vivían, a qué se dedicaban, dónde nació el bautizado o dónde fue el bautizo».
Aunque cobran por esta tarea, más que el valor pecuniario, el que predomina es el sentimental. «Es una satisfacción muy grande cuando podemos darles respuesta y recibimos, porque nos mandan muchos, los mensajes de agradecimiento, son muy emotivos».