Con las lluvias de marzo y las crecidas de los ríos, sobre todo en la cuenca del Tajo, el Gobierno regional mandó hasta en siete ocasiones distintas los mensajes al móvil de alarma para los vecinos de las zonas que se podían ver inundadas. El Centro de Coordinación Operativa se ha reunido en veinte ocasiones. Incluso se suspendieron las clases en centros educativos de Talavera cercanos a la ribera y se desalojó una escuela en Arcicóllar. Pero no es que haya un 'efecto Mazón' ni un exceso de prudencia a raíz de todas las muertes que dejó la DANA de octubre en Letur, Mira y sobre todo en Valencia.
La portavoz del Gobierno regional, Esther Padilla, asegura que en Castilla-La Mancha «los protocolos no se han cambiado». Señala que en la región los avisos a los móviles «se envían cuando se llega a alerta roja, como lo que ocurrió con la crecida del Alberche y el Tajo».
Lo que sí aprecian desde el Gobierno es que la actitud de la población ha cambiado ante estos mensajes de alerta. «Recuerdo en alguna ocasión en Madrid, que se puso el grito en el cielo porque decían se molestaba a la gente mandando una alerta», apuntó. Así ocurrió en la DANA de 2023, si bien luego afectó más a los pueblos de La Sagra toledana.
Padilla apunta que tras lo ocurrido en Valencia la población agradece más que se envíen estos mensajes de alerta a los móviles. «Ahora lo vemos con más normalidad», indica, «no solo no molesta, sino que lo agradecemos y lo valoramos». Reconoce que «estamos viviendo una legislatura con una concatenación de fenómenos meteorológicos adversos».