La Subdelegación del Gobierno cuenta con una Unidad de Violencia sobre la Mujer desde la que se desarrollan actividades de formación y concienciación a lo largo de todo el año, no sólo en el mes de noviembre, coincidiendo con el 25N, Día Internacional contra la Violencia de Género.

Para definir actuaciones desde todas las subdelegaciones y delegaciones del Gobierno, el pasado 19 de abril sus responsables se reunían, en Valladolid, con la ministra de Igualdad, Ana Redondo. Una cita que sirvió «para coordinar y colaborar en hacer un diagnóstico de la situación real», explica el subdelegado del Gobierno en Albacete, Miguel Juan Espinosa, añadiendo que «se constató que es necesario reforzar tanto de recursos materiales como de personal las Unidades».

Se hizo hincapié, además, en que la violencia de género es «una cuestión de Estado». De hecho, esta semana, todos los grupos del Congreso, menos Vox, han acordado en el Pleno crear una subcomisión para la renovación y actualización del Pacto de Estado contra la Violencia de Género. 

Pero, además, esta reunión sirvió para establecer nuevos acuerdos que van a ampliar la red de apoyo a las mujeres víctimas. 

Espacios de refugio. «Una de las primeras medidas que se han adoptado en este encuentro de Valladolid es que todos los organismos de la Administración General del Estado cuenten con un Punto Violeta». A tenor de ello, desde la Subdelegación del Gobierno se va a «promover» que todos ellos cuenten, cuanto antes mejor, con un espacio que ofrezca información a las mujeres víctimas de los recursos de apoyo con los que cuentan, de dónde pueden acudir y de cómo tienen que actuar.

De esta forma, el SEPE (Servicio Estatal de Empleo Público), la Delegación de la Agencia Tributaria, la Tesorería General de la Seguridad Social, el Instituto Nacional de Seguridad Social, el Fogasa o el INE serán espacios de «refugio» contra la violencia de género.

Junto a ese paso, en el encuentro con la ministra también se decidió «aumentar las partidas presupuestarias» para esta lucha que, en lo que va de año, recuerda Espinosa, ha acabado ya con la vida de 10 mujeres y siete menores en nuestro país. «La violencia de género existe, se deben combatir los discursos negacionistas y hay que trabajar para frenarla implicando a toda la sociedad», defiende.

Actuar con menores. Una de las consecuencias directas más dañinas de la violencia de género es el perjuicio a sus hijos menores. Las palabras del subdelegado revelan una realidad hasta hace poco tiempo silenciada: la violencia vicaria. Los agresores quieren hacer el máximo daño posible a sus parejas o exparejas asesinando a sus hijos. Otras veces, el daño lo sufren con el desamparo de quedar sin madre, de verla asesinada por alguien que ha formado parte de su vínculo emocional más estrecho. O, cuando no, de ver cómo es maltratada y humillada por quien ha dicho quererla. 

De los 887 casos activos por violencia de género en la provincia, en este primer trimestre, 478 de ellos son con menores a cargo de la víctima. Son el 53,8%. Lo recoge el Ministerio del Interior en su estadística, como también refleja que, de ellos, hay 84 casos con los menores en situación de vulnerabilidad, 38 casos que se consideran 'de especial relevancia' y dos casos en los que se aprecia un riesgo 'medio' para los menores.

«Es fundamental trabajar desde la infancia y desde la adolescencia en educación en igualdad y en concienciación para cambiar actitudes», subraya el subdelegado del Gobierno, que insiste en que esa labor de «pedagogía» incidirá directamente en el necesario cambio social hacia la igualdad real entre mujeres y hombres.

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