El campo vive pendiente de tantas cuestiones urgentes -la última, los aranceles de Trump- que apenas le queda tiempo y energía para afrontar los asuntos importantes, aunque estén a la vista de todos.
Hace unos días, el Instituto Nacional de Estadística (INE)publicó los resultados de la Encuesta de la Estructura de Explotaciones Agrarias de España, desglosados por comunidades autónomas.
Entre todos sus datos, había uno demoledor que pasó desapercibido: más del 60% de la Superficie Agraria Utilizada (SAU) de la región se concentra en sólo el 10% de sus explotaciones agrarias.
Este 10% se corresponde, además, con el grupo de las explotaciones que tienen más de 100 hectáreas de superficie. Pero este dato tiene, además, una cara B que es igual de alarmante.
Las pequeñas explotaciones, las que tienen menos de 10 hectáreas, las que se corresponden con los pequeños propietarios sólo son el cinco por ciento de la SAU de Castilla-La Mancha.
Aún más, la clase media de la agricultura, las que tienen más de 10 hectáreas y menos de 100, se queda con el 35% restante. Y, encima, esto no es nuevo, es un problema que viene de lejos.
El campo español y, por ende, el castellano-manchego está cada vez en menos manos. Se trata de un proceso de concentración lento pero constante, una tendencia que se mantiene de año en año.
Ocurre que el número total de las explotaciones agrícolas baja a gran velocidad, mientras que la SAU se mantiene casi constante. En realidad, desciende un poco, pero a un ritmo muy lento.
Para ser exactos, el número de explotaciones agrícolas en Castilla-La Mancha pasó de 112.203 en 2020 a 99.300 en el 2023. En cuatro años, se perdieron 12.903 explotaciones, el 11,4% de las que había.
En paralelo, la Superficie Agrícola Utilizada (SAU) estimada en Castilla-La Mancha pasó, en este mismo período, de las 4.244325 hectáreas a las 4.103.646 hectáreas, una bajada de sólo un tres por ciento.
Esto implica que el tamaño medio de las explotaciones agrarias de la región crece. En concreto, pasó de las 39 hectáreas en 2020 a las 42 en 2023, lo que se traduce en un aumento de algo más del 10%.
Hay otro dato que, aunque no se especifica de manera explícita, está presente en todos y cada uno de los datos de esta reciente encuesta del INE. Se trata, precisamente, del período que se estudia.
El período 2020-2023 es el la pandemia, la crisis de los insumos, la aceleración del cambio climático y el estallido de la Guerra de Ucrania. Es, precisamente, el período de la tormenta perfecta.