El próximo jueves, la Confederación Hidrográfica del Júcar presenta en Valencia el contenido del nuevo Plan Especial de Sequía (PES), justo cuando este mismo fenómeno muestra los dientes en todo el territorio de su Demarcación.
Lo cierto es que su revisión estaba prevista mucho antes de que dejase de llover. Por norma, tras la aprobación de los nuevos planes hidrológicos para el período 2023-2027, llega el momento de poner al día el contenido de los PES.
El contenido del PES del Júcar está a disposición del público desde el 30 de marzo, por espacio de tres meses. Su contenido, en lo bueno y en lo no tan bueno, no presenta grandes cambios respecto al Plan de Sequía actualmente en vigor.
Lo que sí es diferente es la situación en la que se tramitaron y aprobaron el uno y el otro. Hasta ahora, las medidas más duras del primero nunca se han llegado a poner en marcha. Pero en cuanto a las del segundo, sólo el cielo lo sabe.
El esquema del PES es sencillo. Primero, divide la Demarcación en nueve Unidades Territoriales de Escasez (UTE) que coinciden con sus sistemas de explotación y estas, a su vez, en una docena de Unidades de Sequía Prolongada (UTS).
Unos dos tercios de la provincia de Albacete, capital incluida, forman parte de la UTE-5 que coincide con el sistema del propio río Júcar. Dentro de ésta última, está dentro de la UTS-5C, también denominada Júcar Medio.
Dentro de cada Unidad Territorial de Escasez, se definen varios puntos de control o indicadores. En la UTE-5 Júcar, estos indicadores suman una docena, de los que cuatro se encuentran dentro de la provincia de Albacete.
De estos cuatro, sólo uno es un punto de control de aguas subterráneas, un piezómetro que se localiza en Cenizate. Los otros tres son estaciones que miden los aforos de aguas superficiales en Balazote, Valdeganga y Alcalá del Júcar.
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