Cada uno tiene sus aficiones y la jornada dominical es muy propicia para disfrutarlas. A mí me gustan el fútbol y los toros, con mis preferencias en los dos campos. En el fútbol me va más el color blanco -del Alba y del Madrid- y en los toros prefiero el toreo a pie. No empezó bien el día con la primera de las aficiones citadas, con la derrota del Albacete y la victoria del Barcelona, y en la segunda, dentro de lo malo, el festejo de rejones siempre es sinónimo de espectáculo, pero ayer comenzaron por cargárselo los toros de Los Espartales, con su pobre juego, y terminaron de hacerlo los jinetes con sus repetidos fallos a rejones. Menos mal que del letargo nos despertó Bronce, el caballo de Ventura que con los mordiscos que lanzó al toro hizo que los tendidos se animasen y también la actuación del portugués, emborronada con un rejón de muerte muy contrario y también muy efectivo, por lo que el público pidió las dos orejas para el rejoneador, aunque en el palco sólo se concedió. Así, Ventura fue Bronce y se colgó la única medalla, materializada en una oreja, porque ayer las de oro y plata quedaron sin entregarse.
La actuación fue a más. Suelto de salida el quinto, sin atender a la montura de Diego Ventura y barbeando las tablas. Malos comienzos que continuaron tras dejar el rejoneador portugués un rejón de castigo contrario, porque el toro se emplazó y Ventura poco más que lucir doma pudo hacer en las primeras banderillas, que quedaron reunidas, pero traseras. La actuación del portugués fue a más con Bronce, con el que llegó el espectáculo y logró calar en los tendidos, gracias a un caballo al que le quita la cabezada y que lanza mordiscos al toro, tan llamativo como efectivo para calentar a un público que vivía una tarde fría en lo artístico. Todo más eléctrico y, principalmente, con transmisión a un tendido que enloqueció y al que no le importó que el rejón de muerte quedase contrario y muy caído, porque solicitó las dos orejas para el jinete, con la posterior bronca a un palco que, con buen criterio, sólo concedió una.
Antes, con el segundo de la tarde, que salió suelto y saltó al callejón, con el consiguiente revuelo, clavó un rejón de castigo que quedó arriba y puso Ventura todo de su parte para encelar al toro en sus monturas y conseguir que se moviese, a base de temple, tanto que tras dejar cada banderilla, arriba, parecía que el toro iba cosido a la montura, destacando también un brillante recorte por los adentros tras dejar el segundo palo. Colocó al violín las banderillas cortas y también dejó dos flores, que precedieron a su habitual desplante del teléfono. Faena breve, pero intensa, acompañada por el pasodoble Juan Martínez, el empresario y gran aficionado a los rejones al que se le añora desde su fallecimiento en este festejo. Sólo le faltaba a Ventura rematar su actuación, pero estuvo desacertado con el rejón de muerte, con tres pinchazos antes de clavar arriba, por lo que todo quedó en palmas.
Rui Fernandes, un clásico del rejoneo y con dilatada trayectoria, vestido a la federica como en él es habitual, tuvo poco brillo con el que abrió plaza, al que tardó en clavar el primer rejón de castigo, tras varias vueltas interminables al ruedo, en las que templó la embestida del toro, pero dejó el castigo muy trasero, mientras que el segundo quedó contrario. Ya con las banderillas, a un toro al que le costaba arrancarse, bajo de entrega y acusando las vueltas iniciales, le clavó tres banderillas al quiebro, caída la primera y arriba las otras dos, dando una vuelta al ruedo junto a tablas bailando a la par que su montura. Las tres flores que colocó quedaron muy desiguales y con el rejón de muerte, tras dos pinchazos, dejó uno contrario. Escuchó palmas.
Suelto salió el cuarto de la tarde y poco hizo Fernandes por pararlo, con el añadido de que tardó un mundo en clavar el rejón de castigo, por lo que el inicio no pudo ser más frío. Ya con las banderillas, a un toro con poco celo, estuvo muy desigual a la hora de clavar y estuvo más pendiente de mostrar la doma de su montura durante varios pasajes que en lograr el lucimiento con su rejoneo. Con las flores, dejó la primera trasera y el toro buscó las tablas, lo que le complicó más colocar la segunda, que cayó en mejor sitio. Tampoco estuvo certero con el rejón de muerte, muy trasero el primero y medio y trasero el segundo, por lo que tuvo que descabellar para acabar con el de Los Espartales. Escuchó palmas otra vez.
No tuvo celo de salida el tercero de la tarde en la montura de Lea Vicens, que dejó un rejón de castigo arriba. En banderillas, el de Los Espartales tuvo algo más de movilidad y la rejoneadora francesa templó las embestidas, pero sin exponer, estando muy desigual a la hora de clavar las cinco banderillas que dejó. Colocó dos flores caídas antes de estar poco certera con los rejones, ya que el primero quedó más que trasero y el segundo, trasero y caído, aunque de efecto rápido. Fue ovacionada tras una petición de oreja minoritaria.
EL sexto de la tarde fue el que más movilidad tuvo de todos los de Los Espartales y Vicens lo aprovechó en los primeros compases, pero después estuvo poco certera con los rejones de castigo, el primero trasero y el segundo caído. Templó las embestidas del toro en banderillas, pero sin hondura y con menor lucimiento cuando cambió de montura, aunque las dos flores finales quedaron arriba y reunidas. Otra vez estuvo poco fina con los rejones de muerte y, tras tres pinchazos, dejó uno trasero que fue suficiente para que el toro doblase. Fue ovacionada.
FICHA:
Ganadería. Seis toros de Los Espartales, bien presentados, la mayoría de poco juego y movilidad.
Rui Fernandes. Palmas y palmas.
Diego Ventura. Palmas y una oreja con petición de la segunda.
Lea Vicens. Ovación tras petición de oreja y ovación.
Incidencias. Casi lleno en los tendidos en tarde agradable