Cualquiera que recorra ahora la provincia verá que el paisaje en más de un punto está lleno de plantaciones repletas de flores blancas y es que la adormidera, la planta de la que se obtienen los opiáceos para la industria farmacéutica, está ahora precisamente en esa fase del cultivo. En la pasada campaña a la adormidera albacetense se le dedicaron unas 6.000 hectáreas de las más de 10.000 que hubo a lo largo del país. En la presente campaña, la previsión inicial era, según varios agricultores consultados por este periódico, incrementar esta superficie entre un 25 y un 35% para así llegar a las 9.000. Sin embargo, las altas temperaturas que se han dado hasta mayo vaticinan una aceleración en la recolección y una bajada de los rendimientos.
La variedad de adormidera, no obstante, que se siembra, cultiva y se recoge no sólo en Albacete sino también en Toledo y en Ciudad Real, en lo que se refiere a la comunidad de Castilla-La Mancha, así como en otros puntos de Andalucía y de Castilla y León, la ‘nigum’, en nada tiene que ver con la que se planta en el Sureste asiático o en Afganistán sino que es totalmente diferente, empezando por sus fines (transformación industrial para la obtención de morfina, codeína y tebaína), y continuando porque cualquiera que quiera a título particular sembrarla no puede, pues hay que estar autorizado a nivel ministerial (Sanidad e Interior) y seguir, además, un estricto control durante todo el proceso, es decir, desde que se echan las semillas hasta la recogida del fruto.
Desde 1973 en nuestro país, una única empresa, Alcaliber, es la que está autorizada por el Ministerio de Sanidad para su cultivo, su comercialización y distribución. Alcaliber es la que contrata la producción de la amapola roja a los agricultores a través del alquiler de sus tierras, la que le suministra las semillas a coste cero, así como la que le aporta los técnicos que, junto al agricultor, seguirán todo el proceso productivo con revisiones periódicas. Asimismo es misión suya, una vez la planta está seca, recogerla con cosechadoras especiales y posteriormente trasladarla primero a un almacén, ubicado en el Polígono de Campollano, y después a la planta de procesado que tiene en Toledo, para su tratamiento y obtención de los opiáceos, con los que después formularán los distintos medicamentos, a través de sus dos materias primas: el opio y la paja.
Y todo ello, además, desde el principio hasta el final, rodeado de las más estrictas medidas de seguridad, sea vía agentes de la Guardia Civil o de la Policía Nacional o vía seguridad privada, cometido del que también se encarga Alcaliber, según informa en su página web.
OPIO Y PAJA. El opio y la paja de adormidera son las materias primas de las que, en definitiva, se extraen la morfina, la tebaína y la codeína. La morfina, por ejemplo, es el alcaloide que predomina en la paja, y la codeína, por su parte, es el alcaloide del opio más utilizado. El fruto de la planta son, no obstante, unas cápsulas verdes, de las que se obtiene el látex que, una vez seco produce el opio, el opio bruto, mientras que la paja son el resto de las partes después de cortada, salvo las semillas, las cuales, limpias de residuos, se destinarán preferentemente a la industria agroalimentaria. Actualmente Alcaliber es una de las empresas más importantes en el mercado de estupefacientes acaparando el 25% de la producción mundial de morfina y el 12% de tebaína. Además, exporta más del 80 por ciento de su producción.
Ahora bien, por qué en Albacete se planta tanto adormidera, pues porque es un cultivo que encaja en cualquier rotación de regadío que se haga y que, además, se adapta excelentemente al sistema de explotaciones que hay en la provincia, según explica el director técnico del ITAP, Venceslao Cañada. Las primeras explotaciones de adormideras albacetenses datan de 1995, 19 años después su cultivo está concentrado, sobre todo, en las inmediaciones de la capital y en la zona centro del territorio albacetense, desde La Roda hasta Barrax, pasando por La Gineta, Motilleja o Madrigueras, entre otras.
Su adaptación al riego es precisamente lo que va a permitir al agricultor tener mas o menos asegurada una producción de la que cobra por la empresa y por la que igualmente recibirá la correspondiente subvención de la PAC aunque como un cultivo más y, además, en clara competencia con los cereales.
No obstante, para que este cultivo, además de atractivo, le sea más o menos rentable a un agricultor una vez descontados los gastos que conlleva por uso de fertilizantes y agroquímicos y el pago de tarifas eléctricas, el rendimiento deberá ser, comenta Cañada, de 2.000 kilos de producción final por hectárea cultivada siempre y cuando, además la pluviometría acompañe, algo que por ejemplo, ocurrió el pasado año con rendimientos casi récords en la provincia rozándose los 3.000 kilos por hectárea.
Este año el precio del kilo no llega al euro y se suele fijar en función de cómo vaya el cereal, es decir, cuando éste está caro, se pagará más y a la inversa. Explotaciones de adormideras las hay de todos los tamaños, aunque lo normal es que 30 hectáreas sea la superficie mínima, y a partir de esta extensión, lo que uno pueda imaginarse (sirva de ejemplo que el ITAP, como un agricultor más cultiva para Alcaliber entre dos de sus fincas, unas 100 hectáreas). Y todo ello, sin perder de vista, por otro lado, que requiere, en lo que es el consumo de agua, más o menos el mismo que precisa un cereal, y por otro, que prácticamente no necesita mucha mano de obra desde el momento que todo el proceso está muy mecanizado.
Su ciclo de cultivo es el siguiente: las primeras siembras se hacen a mediados de febrero, siendo en primavera cuando, como se ha mencionado, florece, correspondiendo a la primera quincena de julio cuando se recoja. Y lo aconsejable es que este cultivo sea objeto de la consiguiente rotación, algo que se cumple por normal general y especialmente en las explotaciones grandes, con el paso de entre tres y cuatro años entre siembra y siembra.