Más de 41.000 albacetenses tienen algún tipo de discapacidad

Teresa Roldán
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Jorel Coronado es un joven de 35 años que desde que nació vive postrado en una silla de ruedas por su parálisis cerebral y, desde hace 13 años, tiene una plaza en el centro Infanta Leonor, de Cocemfe Albacete

Jorel Coronado recoge la pelota del fisioterapeuta en una sesión de rehabilitación. - Foto: VÍCTOR FERNÁNDEZ

En toda Castilla-La Mancha el número de personas con algún grado de discapacidad reconocido ascendía, al cierre de 2022, a 161.000, lo que se traduce en 24.000 más durante la presente legislatura y 47.000 más en la comunidad desde 2015.

   En la misma proporción ha crecido en este período el número de albacetenses con igual o más de un 33% de discapacidad, que ha pasado de los 27.972 a los 41.302 a fecha de finales de noviembre pasado. De esta cifra 20.752 son mujeres, mientras que 20.550 son hombres. En casi ocho años se ha incrementado la cifra de personas con este reconocimiento en la provincia de Albacete un 45,4%.

Los datos facilitados por la Delegación Provincial de Bienestar Social muestran que el grueso mayor de personas con discapacidad presentan una discapacidad de tipo físico, en concreto, son 37.773, el 61,69% del total; otros 10.144 son personas con una enfermedad mental grave, que representan el 16,57% del total; otros 8.517 albacetenses, el 13,91% del total, tiene una discapacidad sensorial y 4.801, el 7,84% presenta una discapacidad intelectual.

    Hoy se conmemora el Día Internacional de la Discapacidad con el objetivo de seguir sensibilizando la realidad que viven las personas que tienen alguna discapacidad, ya no sólo porque a pesar de las mejoras experimentadas en la última década a día de hoy sigan encontrando todavía algunas barreras arquitectónicas, sino porque sufren muchas desigualdades en todos los ámbitos, en especial, en lo que a la inserción laboral se refiere.

un ejemplo. El joven Jorel Coronado Serrano es una de los más de 40.000 personas con discapacidad de la provincia de Albacete que, prácticamente desde que nació, vive pegado a una silla de ruedas. Su discapacidad no fue fruto de un accidente sino que la tiene desde la cuna, la falta de oxígeno en el cerebro durante el parto de su madre le ocasionó una parálisis cerebral  infantil. En su caso le afectó a la parte del cerebro que manda los movimientos a las piernas y los brazos, pero por lo demás es un chico joven normal, al que le gusta divertirse, y sobre todo, viajar.

Lleva casi media vida viviendo en Albacete, aunque es de Sisante (Cuenca), primero en el Centro de Rehabilitación para Personas con Discapacidad Física (CRMF) dependiente del Imserso, y en los últimos 13 años en el Centro para Grandes Discapacidades Infanta Leonor, que gestiona Cocemfe Albacete. Jorel tiene claro que no quiere ser una carga para su familia, porque aunque la vivienda familiar está adaptada para poder vivir cómodamente, «tenía y tengo claro que no quiero ser una carga para mi familia, que el día de mañana mis padres no estarán para cuidarme, y aunque tengo dos hermanos, tampoco quiero ser una carga para ninguno de ellos. Para hacer mi vida dentro de las circunstancias que me ha tocado vivir y recibir las atenciones que yo preciso por mi discapacidad, que son muchas, tenía que estar en un sitio como en el que vivo, donde estoy encantado. Aquí entro y salgo sin necesidad de tener que darle explicaciones a nadie de mi vida».

En clave de humor reconoce que los estudios no son su fuerte. «Tengo la ESO, pero he intentado sacarme el Bachillerato o hacer un grado medio de FP, pero sin éxito. Los libros y yo no nos llevamos muy bien, es ver un libro y me da una urticaria y lo tengo que cerrar». Entre sus aficiones está ver deportes, sobre todo, fútbol, leer, y viajar. Este joven ya ha cumplido uno de sus  sueños, que era montar en avión, y viajar a Roma. Ahora su siguiente meta es hacer un crucero por los fiordos noruegos.

    El día a día de Jorel Coronado, comienza pasadas las siete de la mañana, tras desayunar, después comienza su rutina de terapias rehabilitadoras para mejorar su psicomotricidad, desde ejercicios con el fisioterapeuta, pasando por psicología, terapia ocupacional, y actividades más lúdicas, con la integradora social. 

Su actitud positiva ante la vida y su simpatía le ha abierto muchas puertas y cuenta con orgullo que tiene muchos amigos, «de edades muy variopintas, incluso tengo amigos de la edad de mis padres». Eso sí, reconoce que le falta una compañera de viaje. «Estoy buscando a la mujer de mi vida, pero todavía no la he encontrado», señala con humor.

Pero hasta llegar aquí su vida no ha sido un camino de rosas. Este joven ha tenido que pasar de pequeño por muchas operaciones y un devenir de revisiones médicas en centros públicos y privados. También fue víctima de acoso escolar continuado en el instituto. «Se reían de mí y me maltrataban algunos de mis compañeros, algo que yo me callé durante mucho tiempo, hasta que mis notas empezaron a bajar de forma drástica; yo era muy buen estudiante y a raíz del acoso cambié mi forma de ser y de ser un buen estudiante me volví como mis acosadores, un mal estudiante, un gamberro». 

Un embajador. Pese a los obstáculos que por su condición de persona con discapacidad tiene que  atravesar, Jorel bien podría ser el mejor embajador de la ciudad en materia de accesibilidad, porque asegura con orgullo «que Albacete es una de las ciudades más accesibles de España». Eso no quita para que reconozca que quedan muchas cosas por hacer, porque hay que seguir rebajando algunos bordillos de aceras que son inaccesibles para las personas que como él se mueven en una silla de ruedas; o acondicionar las entradas de algunos parques y jardines, que son el pulmón verde de la ciudad. La mayor barrera ahora mismo para él es el empleo. «Me gustaría encontrar un trabajo que me motive, y donde yo pueda mostrar todo mi potencial, pero si bien es difícil, no es imposible, porque las empresas que contratan a personas con discapacidad como yo reciben incentivos», agregó.

Piden una solución a la 'app' de las zonas de aparcamiento  regulado

En casi año y medio de andadura son más de 150 las quejas y reclamaciones que han recibido en la Oficina de Accesibilidad, que mediante convenio con el Ayuntamiento, gestiona Cocemfe Albacete, ahora ubicada en el centro Ágora.  Una de las demandas más importantes que todavía sigue sin solventarse, según informó el presidente de Cocemfe, Marcelino Escobar, es la relativa a la nueva aplicación que se puso en marcha para las zonas de aparcamiento regulado que ha generado un gran malestar entre el colectivo de personas con discapacidad física y orgánica, aunque hay voluntad por parte del Gobierno municipal en solventar este problema.

Aunque existe el compromiso de que todos los proyectos del Consistorio contemplen la accesibilidad universal, no dejan de llegar a esta Oficina quejas de personas relativas a un incumplimiento en este sentido. El propio centro Ágora plantea deficiencias al no contar con una puerta automática de acceso. 

Cocemfe también ha realizado un estudio, una especie de diagnóstico de la situación, sobre los espacios de ocio y tiempo libre. Así, Escobar indicó que se detectó que las puertas laterales del parque Abelardo Sánchez no son accesibles, como tampoco el mobiliario o las fuentes. Algo parecido ocurre con la Fiesta del Árbol. 

Otro de los aspectos que ha suscitado quejas en el colectivo es que durante los fines de semana no hay eurotaxis, es decir, taxis adaptados «algo que venimos reclamando mucho tiempo, porque es un servicio que debe funcionar los 365 días del año».