El tobarreño Francisco José Peña Rodríguez, doctor en Filología por la UAM y máster en la España Contemporánea por la UNED, presentará en Albacete su nuevo libro, en noviembre y enero, La década del cambio en España (1979-1989). Crónica de los ochenta desde Madrid. El autor comentó a La Tribuna de Albacete las singularidades de esta obra.
En 2022 publicó De Alfonso XIII a Tierno Galván. Estampas del siglo XX español, continúa ahora con un nuevo enfoque a la transición.
Pues sí, el nuevo libro parte del anterior. El último capítulo de aquel libro hablaba de las elecciones de 1979 y algunos lectores me comentaron que se quedaban un poco a medio, porque parece que empezaba a hablar de los años 80 y aquello me llevó a plantearme escribir una crónica de los 80.
¿Por qué desde Madrid?
Hay dos cuestiones para que lo planteara desde Madrid, aunque el libro se refiere a toda España y, en concreto a Castilla-La Mancha y Albacete. El primer motivo porque he vivido allí durante 22 años, una parte coincide con el final de los 80 y he tenido la suerte de conocer alguno de los protagonistas de esos años, como Joaquín Leguina o Juan Barranco. Luego, desde Madrid, porque al ser la capital de Estado, algunas cuestiones empezaron allí, la moción autonómica, la lucha contra el terrorismo o las drogas, medidas contra el SIDA. Quizá los mayores problemas de los años 80 fueron drogas, terrorismo y SIDA. Quería utilizar como coartada Madrid para hablar de problemas más globales y, luego, empieza en Madrid lo que se denominó La Movida, que se fue extendiendo.
¿Qué característica ve fundamental en esa década?
Una de las características que veo en esa época del cambio es la conciencia de la clase política de que había que hacer cosas para transformar el país y por esto entiendo que en muchas ocasiones llegaron a acuerdos las grandes formaciones, incluso las pequeñas, también. Es algo que hoy parece casi imposible en muchos aspectos de nuestra vida, pero entonces había más intención de pacto. Otra de las cuestiones es que en los años 80 estaba todo por hacer y creo que las instituciones eran conscientes. Había que hablar de sanidad, educación, pensiones, autonomía, tren, autovías, de todo. Los grandes problemas y necesidades se pusieron encima de la mesa.
¿Una década productiva, fundamental para España?
Fue una década productiva, pero no quiere decir que la tengamos que idealizar, porque lo que vino después, también ha contribuido a la modernización, a que vivamos mejor, pero en cualquier caso sí que fue una época de transformaciones. Yo recuerdo, y así lo digo en el libro, cómo era la Castilla-La Mancha de los 80 e indudablemente, hemos salido ganando. Tenían que construir después de salir de una dictadura.
¿Los políticos tenían una visión distinta a los de hoy?
Los políticos de entonces tenían una gran visión de Estado y no tenían ningún tipo de reparo en llegar a acuerdos transversales. Si uno ve el libro se da cuenta que partidos de la oposición, como el centro de Suárez, no tenían problema en votar los presupuestos del Ayuntamiento de Madrid, gobernado por el PSOE y tampoco había problemas en que el Partido Popular llegase a acuerdos con los centristas y que asumiera que, si no era la lista más votada, quedaba en la oposición. Había una mayor conciencia de Estado, lo que no quiere decir que no había problemas. En general, la idea que saco es que había una mayor capacidad de llegar a acuerdos y de hablar, por lo menos.
¿Algún político especialmente relevante?
En el libro, realmente, sobresalen tres, habla mucho de Juan Barranco, alcalde de Madrid; Joaquín Leguina, presidente de la Comunidad, pero en el libro aparece también bastante José Bono, el primer presidente de Castilla-La Mancha, que en esos años 80 tenía que construir una región de la nada. Luego también es verdad que aparen otros que serían relevantes como Álvarez del Manzano o Ruiz-Gallardón.
¿Hay algún personaje que llame la atención en el mundo cultural?
En el mundo cultural, por ejemplo, en el cine, además de los miembros de La Movida, como Pedro Álmodóvar, es una década en la que sobresale José Luis Garcí; también Pilar Miró, que aportan bastante y en el caso de Pilar Miró renueva la televisión, incorporando series y películas que luego se han convertido en míticas. En literatura tenemos a Luis Alberto de Cuenca o Francisco Umbral. Los 80 son momentos de esplendor en la prensa y la literatura. Culturalmente es una época que sí hace que se despegue, de cambios radicales. Ya no existe la censura.
¿Cómo era Albacete?
Recuerdo una Feria no tan masiva y una provincia con unas carreteras todavía de doble sentido y en mi pueblo, la inmensa mayoría de las calles estaba sin asfaltar. En el año 88, por ejemplo, en Tobarra no había instituto.