El albacetense Alonso Corominas Tendero es el flamante ganador del primer certamen internacional de poesía Fernando Álvarez Balbuena, que convoca al Asociación de Escritores y Escritoras de Asturias (AEA). El autor y pintor comentó a La Tribuna de Albacete distintos aspectos de interés sobre la obra ganadora y su poesía.  

¿Un nuevo premio?

Sí, ha sido un placer, un sueño muy bonito. He ganado el primer certamen internacional de poseía Fernando Álvarez Balbuena, en Avilés.

¿Por qué se presentó?

Bueno, yo no tengo ordenador; fue mi apoderado el que me lo envió. Es la primera vez  que concursaba y tuve la suerte de ganar y  hasta allí fui el 12 de septiembre. Por cierto, el trato fue excelente y la gente maravillosa, 

¿Con qué obra ganó? 

Fue con una poesía. Al certamen se presentaron 295 obras de muchos países y El agricultor nostálgico ganó este certamen internacional.

¿Cómo es este poema?

Soy de Albacete y aquí no tenemos ni río ni mar, por lo tanto, el mar lo tenemos que soñar. Recuerdo, de niño, que mi familia tenía una huerta en la Hoya de San Ginés  a la que iba con mi familia, cuando las mieses estaban ya verdes, con unos tonos amarillos. El viento racheado de la tarde movía las espigas y a mí me parecía ver el mar. Eso lo tenía en el subconsciente y lo he sacado.  

¿Cómo es su poesía?

La poesía que suelo cultivar es ironía mágica, con un toque de sátira, pero sin llegar al sarcasmo, esa línea no la paso. Mis poetas de referencia son Rafael Berrio,  Karmelo C. Iribarren; también otros escritores como Manuel Rivas y poetas rusas.   

No ha publicado. ¿Por qué? 

No tengo pretensiones de nada, pero ahora, sí es verdad que ya tengo maquetado mi primer libro, con unos 90 poemas, que se llamará Palos de ciego, en el que reúno algunos poemas escritos de unos 10 años hasta ahora, en el que también estará el premiado. Cada poema es un mundo,  no van ordenados. Además, quedan otros 100 poemas para un segundo libro, tengo mucho escrito.  

¿Una poesía para todo el mundo? 

Sí, yo escribo para todo el mundo. Son poemas cortos.   

Usted comenzó con el relato.  

Cierto, comencé con el relato corto y la primera vez que se publicó algo mío, junto con más amigos, fue en un magacín que había en Albacete, en los años 80, que se llamaba Albacete siete días.   

¿Después, sólo poesía?

No, porque tengo que terminar unas novelas que tengo en marcha. Una novela que está muy avanzada es Lencería la bella señora; la segunda será La hoja de ruta, una tercera, El análisis de orina y, por último, El asesinador de hippies. Cultivo narrativa y poesía, indistintamente.  

Además, tiene otra faceta artística, la pintura. 

Sí, todo es fruto del trabajo, que al final te llena el alma, el espíritu. Fui seleccionado en cinco bienales Ciudad de Albacete y una internacional, con una obra muy particular, titulada El lameculos.  

¿Primero publicará ese poemario inédito? 

Sí, pero ahora tengo que buscar editorial y, si no es posible lo editaría yo, pero aún no está decidido. 

¿Hay planes para exponer? 

Pues tengo que decirte que tengo ya la obra terminada, más de 50 cuadros y con ella quiero rescatar la figura literaria de Antonio Buero Vallejo, que ya está en el olvido, más concretamente sobre la obra teatral Historia de una escalera. Yo he dibujado un montón de vecinos en una colección, pero todavía tengo que enmarcar y buscar una sala, pero no tengo preferencia, taberna o palacio.