La cara y la cruz, la cal y la arena. La situación de las cuencas del Júcar y el Segura es tan distinta ahora como las previsiones que hacen sus respectivas confederaciones de cara a los próximos meses.
El punto de partida para ambas demarcaciones era el mismo. A mediados del mes de marzo, tanto la CHJ como la CHS habían tomado la misma decisión, declarar el estado de sequía extraordinaria.
Poco tiempo después, el 1 de abril, llegaba el momento de hacer un primer balance, con los informes de sequía y escasez. En aquel momento, las cosas pintaban un poco mejor para el Júcar.
En el Júcar Medio, la zona donde se encuentra la ciudad de Albacete, la situación era de normalidad tanto desde el punto de vista de la sequía prolongada como desde la escasez coyuntural.
Es preciso recordar que la primera variable se refiere a la 'oferta' de agua, esto es, a la disponibilidad de recursos hídricos, mientras que la segunda se refiere a la capacidad de atender las demandas.
Matices. Había, no obstante, sus matices. En el cauce del propio río, la situación de las estaciones de control de Valdeganga y Alcalá del Júcar era de total normalidad, lo que se conoce como nivel verde.
En el piezómetro de Cenizate, que mide el nivel del acuífero de la Mancha Oriental, la situación era más complicada, nivel amarillo o de prealerta. En cuanto al río Balazote, ya era naranja o de alerta.
En la misma fecha, el panorama del Segura era bastante más complicado. Casi toda la Demarcación estaba en sequía prolongada, salvo la zona de Cabecera, que coincide con las sierras de Albacete.
En cuanto a la situación de escasez, la situación era mucho más complicada. La misma zona de Cabecera estaba en prealerta (nivel amarillo) mientras que la zona de los Ríos de la Margen Izquierda ya estaba en alerta (nivel rojo).
A esta última zona pertenecen municipios de la zona meridional de la provincia de Albacete conocida como Campos de Hellín como son los de Tobarra, Montealegre, Fuente Álamo, Ontur o Albatana.
Sin embargo, de cara a los próximos meses, las tornas se dan la vuelta, porque la previsión es que las cosas vayan a peor en el Júcar y, sin embargo, se arreglen poco a poco en el Segura.
Según el análisis que hacía ayer la Junta de Gobierno de la Confederación del Júcar, reunida en Valencia, se constata que las precipitaciones registradas desde el inicio del año hidrológico en curso están próximas a los niveles mínimos de la serie de los últimos 33 años.
Previsiblemente, los indicadores de sequía prolongada y escasez evolucionarán hacia una situación de mayor estrés hídrico y, por lo tanto, hacia un empeoramiento a corto plazo o durante el desarrollo de la campaña de riego estival.
Medidas opuestas. Por todo ello, la declaración de sequía prolongada se extiende a toda la Demarcación. Pero, al mismo tiempo, desde el Segura se abría ayer la puerta a justo lo contrario.
A través de las redes sociales, el organismo de cuenca señalaba que prevé revertir a principios de mayo la situación de sequía extraordinaria decretada en la cuenca.
En concreto, el último índice de escasez publicado por la Oficina Técnica de Sequía de la CHS se sitúa en el límite de la normalidad, aunque continúa en prealerta.
De revertirse la situación actual, el escenario oficial para la cuenca del Segura sería el de «sequía prolongada». La decisión se tomará, si todo va bien, en una reunión de la Comisión de la Sequía prevista para finales de este mismo.
Cabe recordar que durante la semana pasada, los embalses del segura recuperaron de golpe 17 hectómetros cúbicos de agua, 11 de ellos en un solo embalse, el de la Fuensanta, en Yeste.