El Carnaval se despidió de la capital, como manda la tradición, con el entierro de la Sardina, así todo volverá a su orden natural con el comienzo de la Cuaresma. Un miércoles de ceniza que este año fue muy especial en plaza del Altozano, con una gran presencia de vecinos, y ese recuerdo al ausente, Rafael Sánchez, Zapaterito, que durante muchos años, ataviado de obispillo, fue el encargado del fuego ritual. Su familia se llevó un recuerdo de la sardina, con una dedicatoria.
Como es tradición, tuvo lugar el velatorio a la Sardina en la calle San José de Calasanz, donde se degustaron las populares pulgas de sardina. Posteriormente, el bullicioso cortejo con las charangas, recorrió la calle Ancha hasta llegar a la Plaza del Altozano, donde tuvo lugar la entrega de los premios correspondientes al concurso de Disfraces del Carnaval de Albacete.
El primer premio en la modalidad de grupos fue para los trabajadores de la Residencia Núñez de Balboa, por su disfraz Flores dientes de león, dotado con 800 euros; el segundo para el grupo Pincho de la Feria, por Carnaval a todo tren, dotado con 600 euros, y el tercero para Oh La Feria, por La Feria, dotado con 400 euros. El disfraz ganador en la modalidad por parejas fue Gallo y Gallina, dotado con un premio de 200 euros y el ganador del premio individual fue el disfraz Eco-Nexpreso, dotado con un premio en metálico de 150 euros. El jurado concedió cuatro accésit, dotados con 150 euros, a la Peña El Sarmiento, por su disfraz La Tormenta', a Buena Onda por Fiesta de espejos, a Sala y Bolivia por Trajes bolivianos, y a Asprona por Que la fuerza nos acompañe.
No faltó el reconocimiento, con un accésit, a Valeriano Belmonte por su contribución al engrandecimiento del Carnaval de Albacete.
Presentó el acto Doña Cuaresma, Pepa Ruiz, una de las participantes del Aula de Teatro de la Universidad Popular de Albacete, de Práctica teatral. Fue el grupo teatral quien procedió al juicio y sentencia de Doña Sardina, con un enfrentamiento entre los pecados y las virtudes, en la que la sátira y la ironía dio el toque en forma de verso con menciones a los asuntos más cotidianos, como el precio del aceite, las redes sociales o la inteligencia artificial, con un tinte local que no faltó.
Fue el grupo La Farándula, tan ligado a Rafael Sánchez, Zapaterito, el encargado de recoger el testigo en la quema de Doña Sardina, en concreto Juan Valentín Garrido Moreno, ataviado de autoridad, con sombrero de copa, capa y bastón. Una fiesta muy popular y participativa que congregó a lo largo de la tarde a unas 7.500 personas y llenó la plaza del Altozano, con un ambiente de diversión y participación, con aplausos para la intervención del grupo teatral.
Con el fuego ritual se puso fin al acto, con la vigilancia de la dotación de Bomberos, siempre atentos para que todo transcurriese con normalidad. Igual que la presencia de la Policía Local en la plaza del Altozano y alrededores o de Protección Civil, que tampoco faltó en el acto, como el impecable trabajo del Servicio de Cultura y Festejos del Ayuntamiento de la capital.