Ayer, la plaza de Albacete registró el primer lleno de «no hay billetes» del abono. La alternativa de Moli, que además estuvo francamente bien, y que el descabello, una suerte muy vecera, le privó de que lo auparan los capitalistas, junto a dos figuras que atraviesan un gran momento, hizo que ya desde hace días, no quedaran entradas a la venta, solo el cinco por ciento obligatorio que deben dejar para vender el día del festejo y que a media mañana se agotaron. Como me gusta ver ese cartelito en las taquillas que informa la no disponibilidad de boletos para el día de hoy, pero todas esas cosas tienen sus contraprestaciones, por la estructura de nuestro centenario coso y por el «tifus» que siempre aparece, que durante los días que no se llena, se reparten proporcionalmente por los huecos del tendido. Ayer, el espacio de los plumillas, en la grada cubierta del tendido cinco, se vio invadido por espectadores ocasionales, que al ver algún hueco vacío por ausencia de compañeros que prefieren otras localidades más cercanas al ruedo, ocuparon los lugares vacíos y hubo que advertirles que no eran sitios para ellos, pero que, ante la existencia del hueco, pudieron acomodarse relativamente cómodos.
Ayer dijimos en este mismo espacio, que contaríamos cuando supiésemos las causas del error en chiqueros ante la aparición del sobrero de Samuel Flores, con la divisa de Domingo Hernández. Podemos asegurar, tras las oportunas averiguaciones, que el personal encargado de los corrales de la plaza no tuvo nada que ver en el error, por lo que, a buen entendedor, con pocas palabras basta, No fue culpa tuya, Munera.