El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, ha advertido este viernes de que la Unión Europea encara un punto de inflexión con las elecciones de junio a la Eurocámara, tras las que se muestra dispuesto a "ocupar" Bruselas con el objetivo de "preservar la libertad y la soberanía".
Orbán ha aprovechado su discurso con motivo del día nacional húngaro para exponer algunas de sus grandes líneas políticas, en las que de nuevo las críticas a la Comisión Europea han estado presentes. Cuestiona, entre otras cosas, la cercanía de los partidos de izquierda con las tesis del Ejecutivo comunitario, hasta el punto de calificarlos de "traidores" a Hungría.
Para el primer ministro húngaro, cuestionado en la órbita europea por los retrocesos en materia de Estado de derecho, es necesario hacer frente a presiones externas en cuestiones clave como la política migratoria. "Si queremos preservar la libertad y la soberanía de Hungría, no tenemos otra opción que ocupar Bruselas", ha zanjado.
Orbán, que ha hablado desde las escaleras del Museo Nacional de Budapest, ha aludido además a su compromiso para que los niños crezcan en Hungría conforme a la supuesta identidad nacional y a los valores históricos, después de su Gobierno haya impulsado reformas para, entre otras cosas, limitar los contenidos LGTBI en las aulas.
Alusiones a la revolución
La fiesta de Hungría coincide con el aniversario de la revolución de 1848, un espíritu que Orbán ha evocado para recordar que también entonces "Europa estaba en llamas". En Hungría, en cambio, la situación era distinta, según el primer ministro, quien ha subrayado que su país "no quiere la guerra" en ningún caso.
Orbán está también en el punto de mira por la posición relativa a la invasión rusa en Ucrania, ya que no ha roto lazos con Moscú y ha lastrado algunas medidas de represalia en el ámbito de la UE. Entre sus compromisos figura el rechazo a enviar armas a las Fuerzas Armadas ucranianas, como sí han hecho otros socios europeos.