El palco y el público fomentan las relaciones internacionales

Pedro J. García
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Juan Leal, que paseó tres orejas, se llevó una puerta grande feriada, mientras que Ferrera, que pasó de puntillas, y Lorenzo, con el peor lote, se fueron de vacío

Pase cambiado de Juan leal en una de sus faenas. - Foto: Arturo Pérez

No corren los mejores tiempos para la Unión Europea, con las continuas amenazas de Putin, líder ruso, y el enfrentamiento entre países miembros, como el que viven España y Francia a cuenta del gasoducto MidCat, con la primera que quiera y la segunda que se niega. Ante esta circunstancia, cualquier detalle para mejorar las relaciones internacionales entre hispanos y galos seguro que se agradece en Moncloa y ayer, en la plaza se tuvo uno con el diestro Juan Leal, al que le feriaron una puerta grande. Tras un bajozano trasero tuvo el premio de dos orejas (la segunda saben que es potestad del palco) y tras dos pinchazos y una estocada desprendida afloraron los pañuelos y sumó un apéndice más. No seré yo quien discuta la valentía, la firmeza y la entrega del francés, pero es matador de toros y fue eso precisamente lo que no hizo bien para lograr tan magno premio.

Sus dos compañeros de cartel, Antonio Ferrera y Álvaro Lorenzo, se fueron de vacío, pero con matices. El extremeño lo hizo en una tarde en la que lo que más brilló fue su colorido capote, porque él estuvo apático y pasó de puntillas. El toledano, que tuvo el peor lote, al menos mostró disposición.

Entrega. Juan Leal salió muy decidido desde el variado saludo con el capote y con el posterior quite por gaoneras, ajustadísimo, en el que fue prendido, pero se levantó igual de decidido y lo remató con una revolera. Siguió en la misma tónica con la muleta, citando desde los medios para recetarle dos pases cambiados muy ajustados, prólogo de series con la mano derecha, dejándole la muleta en la cara a un encelado astado que tomó con franqueza y clase el engaño. Una serie al natural enfrió los tendidos, pero los volvió a calentar en los pasajes finales, más en corto, con varios circulares y metido entre los pitones del toro. El borrón llegó con la espada, con un bajonazo trasero, pero muy efectivo. Palmas para el toro en el arrastre y dos orejas, excesivo premio por el fallo con el acero, para el torero.

No tuvo la misma condición su segundo enemigo, noble y blando, pero sí la tuvo el diestro, otra vez decidido desde el primer momento en una faena en la que el toro claudicó varias veces en los primeros compases, pero que levantó Leal gracias a su firmeza, dejándosela puesta para que repitiese y un valor seco, entre los pitones del toro, cuando la situación lo precisó. Puso el torero todo, incluido al entrar a matar por segunda vez, tras un pinchazo, siendo prendido por el astado. Después dejó una estocada caída y la voluntad del público quiso que pasease otra oreja.

Poco lucimiento logró Ferrera con el primero de la tarde, desde los lances de recibo con el capote, pasando por el quite por sus particulares chicuelinas hasta su faena cimentada en el toreo al natural. Con la muleta comenzó con probaturas con la derecha y pronto se echó el engaño a la mano izquierda, para que se sucediesen series deslucidas, unas veces por la claudicación del astado y otras por el poco temple y ajuste del diestro, quien en ese tono bajo de faena escuchó los compases de un pasodoble que se echaron en falta la tarde de los templados y hondos naturales de Palacios. Despachó a su enemigo con una estocada caída y atravesada que fue escupiendo el toro. Necesitó de un descabello para terminar con el blando Fuente Ymbro y fue ovacionado.

No mejoró el panorama para Ferrera ante el cuarto, desapercibido con el llamativo capote y una faena de muleta que inició con probaturas para, posteriormente, intentar ligar las series a un toro deslucido, corto y protestón, con poca clase, y con poco empeño el diestro, por lo que se juntaron el hambre con las ganas de comer. Por suerte para el respetable, decidió abreviar y todavía empeoró el panorama, con un metisaca y un pinchazo, que fueron suficientes. Pitos para el toro y silencio con algunos pitos para el torero. 

El tercero de la tarde, suelto de salida y con poca entrega después, privó a Lorenzo de ofrecer su buen toreo con el capote. No colaboró mucho más en la muleta, con nobleza, pero blando, ya que doblaba al bajarle la mano, y sin entrega, por lo que la faena, cimentada sobre la mano derecha, fue una suma de tandas con poco calado y transmisión en los tendidos. Más deslucido estuvo en el toreo al natural y, tras varias series más con la derecha, también de poco contenido, pinchó antes de dejar una estocada, necesitando del descabello para finiquitar al de Fuente Ymbro.

No mejoró el panorama para Alvaro Lorenzo con el sexto, un toro deslucido, blando y sin clase, con el que lo intentó por ambos pitones, ligando algún pase, pero todo sin transmisión alguna, por lo que el diestro toledana decidió abreviar y dejó una estocada que fue suficiente para acabar con el sexto y poner fin a la función.

FICHA:

Ganadería. Se lidiaron seis toros de la ganadería de Fuente Ymbro, desiguales de presentación y de juego, blandos y deslucidos en general, mejor el lidiado en tercer lugar, con clase y entrega.

Antonio Ferrera. Solferino y oro. Ovación y silencio, con algunos pitos.

Juan Leal. Marfil y oro. Dos orejas y una oreja.

Álvaro Lorenzo. Azul noche y oro. Silencio y silencio.

Incidencias. La plaza de toros registró más de media entrada, la mejor delo que va de abono, en una tarde calurosa.