Un año más, con motivo de la festividad de la Candelaria, la parroquia San Juan Bautista, Catedral, acogió ayer y gracias a la Real Asociación de la Virgen de Los Llanos, la bendición y presentación de los niños a la patrona de la ciudad, a la Virgen de Los Llanos; un acto que, además, de familiar y emotivo cuenta, como es conocido, con el añadido tanto de la apertura extraordinaria del camarín (la ordinaria tiene lugar en mayo) como de la colaboración de los scouts de San Juan Bautista en la subida hasta este emblemático lugar, en donde don Diego y don Máximo fueron los encargados de ir presentándolos uno a uno ante la Virgen, de encararlos ante ella.
La celebración como tal comenzó con una eucaristía que llenó de fieles la Catedral y continúo con la celebración de este evento que, como recordó tanto el vicepresidente segundo de la Real Asociación, Javier López, como el vicario general de la Diócesis y párroco de San Juan Bautista, Julián Ros, no sólo fue objeto de recuperación y rehabilitación hace unos años sino que también conforme va pasando el tiempo la respuesta que obtiene es cada vez más multitudinaria.
Para Julián Ros, «esta bendición nos ayuda a reconocer la vida como un don de Dios para los que somos creyentes, pero también para crear una cultura de la vida, del cuidado de los más indefensos, de los niños y de los mayores. Estamos ante un día bonito y, además tradicional como es la celebración de la Candelaria para la iglesia».
En opinión de Javier López, por su parte, esta bendición lo que viene a «conmemorar hoy (por ayer) es la presentación del Niño en el templo y su purificación. Es un acto entrañable para nosotros, para la Real Asociación de la Virgen de Los Llanos, por lo que se puede decir que estamos tanto felices como encantados de haberla puesto nuevamente en marcha y de que se haya consolidado desde el momento en que no sólo vienen los niños recién nacidos el pasado año o los que fueron o han sido bautizados aquí, en esta parroquia, sino que también se incorporan los hermanitos y el resto de familiares, al margen de las madres y de los padres», para terminar recordando que pensando en quienes fueron hasta allí, al término de la misma se les hizo entrega de una medallita «bendecida para que les proteja y de alguna manera les sea un recuerdo precisamente de este momento tan especial para ellos».