Raquel Piqueras cree que Albacete ya no es la 'ciudad chiste'

Emilio Martínez
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La periodista y estrella de RockFM presume de su tierra en grado máximo

La periodista albacetense, Raquel Piqueras. - Foto: Ábside Media

Ya que nuestra paisana protagonista de hoy domingo está relacionada profesional y vocacionalmente con la música, viene bien remedar a Serrat, aunque el maravilloso cantautor sea de otra onda diferente a la del rock, en la que Raquel Piqueras es una estrella a nivel nacional. La referencia al catalán es por Vagabundear,  aquella canción que empezaba así: «Harto ya de estar harto, ya me cansé». Y que viene como anillo al dedo para esta albacetense que se mostraba cansada de tantas inexactitudes, falsedades y tontunas -ahora serían las famosas fake news- que se decían sobre la tierra. Y que, para cualquiera de los que hemos tenido la suerte de nacer en la provincia, eran una ofensa, un agravio. Ella lo sufrió en Madrid, donde reside desde hace dos décadas, aunque por suerte, como ya en todas partes, tales infundios han quedado antiguos. Y ahora Albacete no es la «ciudad chiste», sino una de las capitales españolas «con mayor y mejor calidad de vida», como opina y presume.

De ese ya largo periodo de tiempo que lleva viviendo en la capital de España, la mayoría es trabajando en RockFM, con su programa matutino, junto a una veterana leyenda radiofónica, así como de periodismo musical, como la albacetense, cual es Juan Pablo Ordúñez El Pirata. Un espacio arrollador -de 6 a 10 de la mañana- no sólo por la excelente programación rockera, sino también por la simpatía y humor que se derrocha junto a otros colaboradores y lo han convertido en un icono para sus millones de oyentes. 

Una labor a la que Raquel llegó muy baqueteada y experta por sus anteriores trabajos no únicamente en radio, porque también lo hizo, entre otros medios, en La Tribuna, amén de prácticas en televisión e incluso como productora en Punto Radio. No es de extrañar, subraya, haber tenido la suerte «de estar siempre en medios de comunicación de gran relevancia y de tocar todos los palos del periodismo».

Eso sí, su vocación informativa no le viene de familia, donde no cuenta con antecedentes, a pesar de que por su apellido pueda parecerlo por su coincidencia con uno de los grandes/grandes como Pedro Piqueras, con el que también tuvo la suerte de trabajar gracias a una beca de la Universidad Complutense de Madrid, en la que ella sacó la licenciatura en Ciencias de la información. Aconteció durante un verano en la redacción de Telecinco. «Con el gran Pedro aprendí una barbaridad».

Y luego, años después, los eternos juguetones hados del destino la llevaron a llamémosle de alguna manera como su sitio natural con la música en general -que lleva escuchando toda su vida desde las típicas canciones en inglés que le ponían en el colegio- y con el rock muy en particular. Un tipo de música que, además, entiende como una filosofía de vida y una forma de enfrentar los problemas. 

«¿Tienes un mal día? Rock. ¿Necesitas motivación para el gimnasio? Rock. ¿Estás enamorado? Rock. ¿Te han roto el corazón? Rock, rock y más rock, siempre hay un tema de rock para cada ocasión». Máxime si se lo curra, y disfruta, con el «equipazo» que forman en la especializada emisora RockFM, al que piropea con toda justicia. «Puedo decirte que son gente supertrabajadora, compartimos una misma pasión rockera y cada día nos dejamos el pellejo para ser la radio de referencia de los amantes de esta fabulosa música».

De modo que parece obligado, justo y necesario cuestionarle,  dentro de esa forma compulsiva conjunta de programar en la sintonía de RockFM, cuáles son sus ídolos. «Mi banda favorita de siempre es Iron Maiden, con Bruce Dickinson al frente, pero también Metallica, Helloween, Kamelot, Kiss, AC/DC y un largo etcétera. Y en cuanto al panorama nacional destaca a Warcry, Saratoga, Ankhara...» y resume que la verdad es que todo lo que huela a rock//metal y guitarra le encanta.

Aunque su capacidad de análisis sobre la profesión no le impide ver algunos de los problemas que afrontan los que la practican o quieren practicarla, sobre todo los licenciados en Ciencias de la Información debido a las complicaciones por el tema del intrusismo. «Hay gente que se ha dedicado al periodismo sin tener la carrera, pero porque en muchos sitios tampoco te lo exigían». De todas maneras aunque el problema sigue en vigor, admite que es cierto que existen más medios como las plataformas y redes digitales que permiten a la mayoría tener su sitio.

Sin faltar nunca a la Feria. Para una paisana que ejerce en grado máximo de ello casi es absurdo preguntarle por la Feria, sabiendo de antemano que no se ha perdido ni una en las dos décadas largas que lleva fuera de Albacete. Aunque, claro, en la época de estudiante la disfrutaba íntegra y ahora sólo los fines de semana, en algunos casos con la suerte, como en este 2024, de que hay dos. «Por cierto que aprovecho desde aquí para ofrecerme para ser pregonera, lo que sería todo un honor». 

Pero, de inmediato, añade que por fortuna sin olvidar la extraordinaria provincia en tantas cosas, Albacete capital también lo es: con el Pasaje Lodares, el Altozano, las tascas y bares, con sus dos favoritos, el TNT y el Ruta66, donde va siempre. Y, otras cuestiones tan importantes como la calidad de la gente y la calidad de vida, con su oferta de ocio y actos culturales. 

En definitiva que argumenta que «cada vez más. Albacete ha pasado de ser la ciudad chiste o la ciudad donde parar antes de llegar a la playa para comprar miguelitos, a ser una ciudad referente de muchas personas». Sin que se haya olvidado de otra de nuestras cualidades más famosas, sobre todo de un tiempo a esta parte: el humor. 

Con su adelantado profeta que fue José Luis Cuerda y su obra maestra, Amanece, que no es poco, que en parte recogía «el humor innato que tenemos los albaceteños, muchisma gracia, tanta chispa incomparable». Las múltiples loas a la tierra no significan que se encuentre a disgusto en Madrid, mayormente porque en cierto modo lleva una existencia muy similar a la que podría desarrollar en Albacete. Pues no va a diario a la Gran Vía, ni al centro, le apetece más alejarse del bullicio. 

«Es verdad, soy de quedarme por mi barrio, con mis bares de siempre, mi gimnasio y, en definitiva, mi rutina, pero mínimo una vez al mes cojo la maleta y me voy a pasar el fin de semana a la tierra y sigo pidiéndole tuppers a mi madre». De modo que no descarta volver a vivir en Albacete: «Sí, es algo que tengo en mente pero, de momento, no a corto plazo».