Las victorias tristes

Diego Izco (SPC)
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A pesar de seguir ganando, el Real Madrid transmite sensaciones pobres en el arranque del curso

El gran nivel exhibido por Courtois es una de las noticias más positivas de los merengues en este inicio de temporada. - Foto: Kiko Huesca (EFE)

Muchas veces se ha escrito que, mientras otros buscaban una idea, un patrón fijo, una marca de la casa, un 'ADN' histórico o una identidad reconocible, el estilo inconfundible del Real Madrid era, sencillamente, «ganar». 
Los caminos no importaban si en junio el balance de la temporada era positivo: equipo dominador o voluntariamente dominado, de toque o de contragolpe, de posesión o de aprovechamiento del error… todos los distintos 'Madrides' de la historia han sido válidos para su afición si la consecuencia era un título en la mano. Pero este curso hay un 'runrún' incómodo en el Bernabéu a pesar de las victorias. El bloque aún no conoce la derrota (triunfo en la Supercopa de Europa ante la Atalanta, tres victorias y dos empates en LaLiga, tres puntos en la primera jornada de la Champions), pero parte del público reconoce abiertamente, y en apenas tres palabras, que «esperaba mucho más». Los más críticos usan más: «¿Cómo es posible jugar tan poco teniendo tanto?». 

Sin Kroos

Cualquier equipo puede reponerse rápidamente a la salida de un atacante: basta con haber acertado en el fichaje del nuevo finalizador. Lo que es más complicado (a veces imposible) es sustituir a quien marcó el ritmo de los partidos durante una década. La ausencia de alguien como Toni Kroos es, por el momento, un quebradero de cabeza para Ancelotti… y para todos los que crearon sus automatismos de juego alrededor del alemán. Incluso el pasado curso (con 33 años y la retirada en mente) fue el jugador con más intervención sobre el juego del cuadro blanco, el que más pases completó y el que más metros movió el balón -pases largos-: esa aceleración del fútbol merengue es lo que falta este año en un equipo previsible y lento que, de momento, vive de su inmensa pegada. 

Mala presión

No es difícil hacerle ocasiones a este Real Madrid. Solo en los dos últimos partidos, la Real Sociedad estrelló tres balones en la madera y Courtois hizo seis paradas salvadoras ante el Stuttgart. Los rivales llegan con relativa claridad. En Liga le han disparado 49 veces, al nivel del Alavés (50) o el Athletic (48), pero lejos de Atlético (39), Getafe (38) o Barça (35). Es cierto que solo le han hecho dos goles frente a los cuatro encajados por el Barcelona, por ejemplo, pero esa sensación de peligro constante (el Stuttgart disparó 17 veces, siete de ellas a puerta) no la tuvo en muchas fases del pasado curso, cuando una buena presión en campo contrario le permitía defender lejos de su portería. La llegada de Mbappé es una bendición para el ataque… pero el francés, 'liberado' en tareas de contención, resta potencial a la zaga. 

Banda izquierda

Precisamente el fichaje del galo ha instalado en el Bernabéu el mayor conflicto táctico en mucho tiempo: cómo 'casarle' con Vinícius. Ambos han logrado ser de los mejores del mundo en el mismo lugar del campo (la banda izquierda) y con el mismo estilo (teniendo espacio), y la presencia de ambos sobre el césped traslada esa incómoda sensación de que, por momentos, se anulan. De este conflicto ha nacido una versión decepcionante de 'Vini', que apenas lleva un gol (y de penalti) en los ocho partidos oficiales de su temporada: seis con el Madrid y dos con Brasil. 

Comparación

En este esquema que, en apariencia, se basa en la improvisación («hay tanta calidad arriba que ya se entenderán entre ellos… y solucionarán muchos partidos por inercia» como incómoda idea de fondo), se echa en falta un líder que empuje, ordene o corrija sobre la marcha desde el césped. La figura más parecida a ello es un lateral derecho (Carvajal) que juega lejos de las posiciones clave: de hecho, el capitán fue pieza clave gracias a Kroos y aquellos desplazamientos largos en diagonal hacia el costado derecho. Ni Mbappé ni los brasileños son líderes naturales. Solo Bellingham parece tener esa 'madera', aunque su dubitativo comienzo de curso (corregido en parte ante el Stuttgart) le ha impedido tener el protagonismo del impresionante arranque que tuvo en la 23/24.