En el inicio del nuevo año, el futuro para el tejido productivo español se presenta lleno de incertidumbres y retos a superar. Los expertos sostienen que el panorama no se entiende como una dualidad absoluta entre el blanco y el negro, sino dentro de un contexto de factores positivos y negativos que viene marcado por los altos precios de los diferentes procesos productivos.
La primera percepción de los empresarios españoles respecto al horizonte de 2025 se vislumbra bajo uno de los prismas más optimistas de Europa en cuanto al desarrollo favorable de sus negocios, aunque subrayan que el alza de los costes laborales será el mayor condicionante al que tengan que enfrentarse la mayoría de las compañías.
Esta sensación se sustenta tanto en las exportaciones como en las ventas en el país, reflejo de la capacidad de resistencia de la economía nacional frente a sus principales competidores comunitarios.
Según la última Encuesta de Perspectivas Empresariales elaborada por la Cámara de Comercio de España en colaboración con las Eurocámaras, que recoge opiniones de 1.765 empresas españolas entre un total de 42.000 participantes en todo el Bloque, la confianza económica en el país muestra un saldo positivo de 15,4 puntos, significativamente superior a la media de la Unión Europea (4,1 puntos) y a la de la zona euro (2,9 puntos).
A pesar de la fragilidad de la economía europea, que representa el primer destino de las exportaciones nacionales, y del menor crecimiento que vienen experimentando las ventas al exterior, con un leve alza interanual del 0,7% hasta el pasado octubre, los empresarios confían en mantener su dinamismo este curso.
Las previsiones anticipan un balance activo sobre el desempeño de las exportaciones, que alcanzan los 36,8 puntos en España, muy por encima del promedio de 6,2 puntos en la UE. Asimismo, en cuanto a las expectativas de ventas, el saldo es de 20,1 puntos, frente a los 8,9 puntos de los Estados europeos.
Según la Cámara de Comercio, las sociedades más optimistas en Europa respecto a 2025 son las portuguesas, con un balance positivo de 47 puntos, ocho más que el año anterior. En contraste, las corporaciones más pesimistas son las austriacas y alemanas, con resultados negativos de -15,4 y -11,3 puntos, respectivamente.
En el lado más incierto de la encuesta cameral, la mayoría de las organizaciones nacionales mostró su preocupación por el impacto que vienen registrando en los últimos años aspectos tan destacables en sus balances como el aumento de los costes laborales, incluidas partidas como las retribuciones, las crecientes cargas administrativas, las cotizaciones sociales, los impuestos o, por ejemplo, el alza del salario mínimo interprofesional, que se ha incrementado un 54,2% desde 2018, y otros factores como la subida de la energía y las materias primas.
De hecho, el 72,6% de las organizaciones apunta esta realidad como «el principal condicionante de su actividad en 2025», lo que representa un incremento de seis puntos respecto a 2024. Además, un 48% de los empresarios identifica la falta de personal cualificado como «uno de los problemas cada vez más crecientes», un dato que sube casi seis puntos frente a la encuesta del año anterior, lo cual resulta paradójico en un país con la mayor tasa de desempleo de la UE (11,2% frente al 6,3% de la eurozona).
Empleo e inversión
En un término medio, en esa escala de grises, se sitúan el trabajo y la inversión. Respecto al empleo, que ha demostrado una destacada capacidad de adaptación, «el porcentaje de empresas que prevé un aumento supera en 1,2 puntos al de aquellas que anticipan una reducción».
Por su parte, la inversión, que ha sido una de las áreas más débiles de la economía nacional en los últimos meses, muestra un balance prácticamente neutro, con un saldo de 0,1, que deja abiertas todas las posibilidades para 2025.
Los economistas recuerdan que, pese a las incertidumbres existentes, España dio la vuelta a todos los pronósticos de expansión económica el pasado año y, para este ejercicio, todo apunta que será el país que más crezca gracias a la aportación de su tejido productivo.