Editorial

El fútbol femenino español recoge sus frutos en el Mundial

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El combinado nacional de fútbol femenino disputa hoy, a las 12 horas, la final del Mundial que acogen Australia y Nueva Zelanda. La expectación en nuestro país creció al mismo tiempo que el equipo del seleccionador Jorge Vilda pasaba de rondas, hasta plantarse en la gran final, pero este gran resultado en el campeonato mundial no es flor de un día, sino fruto de un largo trabajo en la Federación Española de Fútbol, en los clubes de nuestro país y de las propias jugadoras.

El fútbol femenino español lleva muchos años de siembra y ahora, a nivel de Selección, recoge sus frutos en el mayor escaparate que hay y que no es otro que un Mundial. El seleccionador nacional, al finalizar el choque ante Suecia, que supuso el pase de España a la final, dijo, en el corrillo de celebración con las jugadoras, «hemos puesto un país en pie y ahora, lo siguiente, es sacarlos a todos a la calle». Dicho y hecho, porque hoy serán muchas las ciudades españolas que dispongan de pantallas gigantes para que sus vecinos sigan la gran final. La capital albacetense será una de ellas, ya que además de la pasión por la Selección femenina, se cuenta con el orgullo de tener a una albacetense, Alba Redondo, en las filas del combinado nacional. 

El fútbol femenino ha sembrado y abonado el campo bien y un buen ejemplo es la evolución en el número de licencias en los últimos años, ya que, según los últimos datos de las Estadísticas del Deporte Federado, en nuestro país se pasa 29.528 licencias en el año 2008 a 87.827 en 2022, por lo que casi se ha triplicado la cuantía en 15 años. Este incremento de mujeres que practican el fútbol de forma federada transcurre de forma paralela con un mayor interés mediático por este deporte, con retransmisiones generales en nuestro país de las principales competiciones, algo que hace unos años no sucedía. 

Las jugadoras ya no son las chicas del fútbol, son profesionales a las que todavía queda mucho camino para equiparse con el fútbol masculino, pero que dan pasos firmes hacia ello. Un ejemplo es que hoy España e Inglaterra no sólo se enfrentarán por el título mundial, sino también por el mayor premio de la cita, que reparte 110 millones de dólares -más de 101 millones de euros-, más del triple de lo que se ofreció en el Mundial femenino de Francia 2019, pero aún significativamente menor que los 440 millones de dólares otorgados en la competición masculina de 2022 en Catar. Es obvio que la equiparación entre el fútbol masculino y el femenino no llegará de un día para otro, porque son muchos los factores que intervienen, pero tampoco se puede negar que este proceso ya no tiene freno. La suerte está echada y una victoria hoy sería la gran guinda para el fútbol femenino de nuestro país.