A mediados de diciembre y durante dos días consecutivos, Red Eléctrica tuvo que cortar el suministro eléctrico a la gran industria por la alta demanda invernal y la menor producción: nada de viento, poco sol y la parada técnica de la central nuclear de Ascó. El miedo era que el suministro no llegara a los hogares y a la Administración y se produjera el temido apagón. La Agencia Internacional de la Energía ya advirtió hace dos años en un informe que el empecinamiento en prescindir de la energía nuclear y el cierre de las 5 centrales operativas llevaría a España a un uso mayor del gas, puesto que las renovables no pueden satisfacer la demanda.
La cuestión es que el precio del gas puede seguir al alza, después de que Ucrania interrumpiera los contratos de suministro de gas ruso por sus gasoductos. Apenas en dos semanas subió un 25%. La gran preocupación se centra en los meses de verano, cuando Asia eleve su consumo por las altas temperaturas, y en la reducción de las reservas que están en el menor nivel desde que comenzara la invasión de Ucrania. La pregunta que se hacen los expertos es qué está haciendo Europa, qué soluciones está buscando para cuando ese tiempo llegue. Y sobre todo qué está haciendo España. De momento, el gobierno de Sánchez, a pesar del cambio de opinión sobre la energía nuclear que se ha producido en la Comisión Europea, también de la comisaria Rivera, mantiene el calendario de cierre de las centrales nucleares.
Por ello, la cuenta atrás para la central de Almaraz ya ha comenzado, puesto que el combustible se encarga con tres años de antelación y el cierre está previsto para 2027. Durante los últimos días de diciembre hemos visto como más de 40 alcaldes y representantes de distintos partidos se unían para exigir la continuidad de Almaraz en particular y de la energía nuclear en general. No en vano son comarcas enteras las perjudicadas y más de 30.000 puestos de trabajo perdidos. A nadie se le escapa ya, si no es por puro sectarismo ideológico, la importancia que en el mix energético tiene la energía nuclear por seguridad de suministro y precio. La pregunta después de lo expuesto es si veremos un cambio de opinión en Sánchez o estamos abocados a más apagones y ya no sólo en la industria. ¿Asumirá el Gobierno las consecuencias de su empecinamiento?.