Las ligas se ganan... ganando

Diego Izco (SPC)
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El Barça no enamora, pero ya tiene nueve puntos en el casillero y abre una brecha importante con sus rivales. El Real Madrid se atasca en ataque porque no cumple en defensa: si nadie roba, nadie puede correr

Las ligas se ganan... ganando - Foto: EFE/Mariscal

Como un burócrata profesional, Hansi Flick ha entregado una hoja de servicios inmaculada en las tres primeras jornadas. Pragmático, efectivo y cumplidor como un alemán de manual, el técnico sabe perfectamente que nadie ha ganado una Liga con promesas, triunfos morales, tiros a los postes, muchas ocasiones y muchos remates sin celebración, alabanzas de la crítica o esfuerzos baldíos. Solo las victorias, sumar de tres en tres, otorgan los títulos. Y en una competición de largo recorrido, los puntos de la jornada tres valen lo mismo que los de la 33: con nueve y un liderato que probablemente nadie esperaba, la brecha de cuatro que abre con Real Madrid y Atlético es un clavo al que agarrarse con fuerza ahora que juega mermado por las bajas. 

Olmo

Dani Olmo fue el tipo que le dibujó la sonrisa a un Barça que amenazaba con deprimirse en Vallecas, donde llevaba tres años sin ganar. El catalán hizo lo que lleva tanto tiempo haciendo fuera de los focos de nuestra competición: moverse sin descanso, aparecer entre líneas, asociarse con todos los atacantes, disparar con peligro, filtrar balones donde no hay espacio, controlar la pelota con una pausa impropia de la zona en la que se mueve, tomar siempre la decisión correcta… y anotar su primer gol en LaLiga. El 1-2, el que valió el liderato e inyectó ilusión en una afición que tiende a depresiva y que se temía lo peor este verano. 

Taponados

El Madrid vive atascado porque no está haciendo nada de lo que hace a partir de febrero-marzo, cuando los rivales agonizan y ellos aparecen exultantes e incansables: ahora no presionan con fiereza, no roban balones y no pueden correr, donde son letales tipos como Vinícius o Mbappé, inofensivos ahora en la maraña de los rivales. En un juego de equilibrios, sin defensa no hay ataque. Y sin ataque no hay defensa: que se lo pregunten al Atlético, que disparó 26 veces ante el Espanyol para firmar un escueto 0-0…