Más de 2.700 aspirantes se enfrentaron ayer en la capital albacetense a la primera de las pruebas de un proceso que llevará a 259 de ellos al final del largo camino que supone conseguir una plaza definitiva como docente. El resto aspirará a interinidades, de acuerdo a su orden de puntuación, mientras continuará preparándose para repetir la siempre exigente prueba de las oposiciones dentro de dos años.
De acuerdo al tradicional sistema de turnos anuales, tras haberse celebrado en 2023 pruebas de acceso para enseñanzas medias, esta vez era el turno de examinarse de quienes buscan ser maestros. Como también es habitual, las sedes de las distintas especialidades se distribuyeron entre las cinco capitales castellano-manchegas y Albacete acogió ayer el primer examen del proceso de Educación Infantil, uno de los más numerosos por participación.
De hecho, para esas pruebas, estaban inscritos 3.275 opositores, algo más un 30% de los que casi 10.600 solicitaron participar en las oposiciones, una alta afluencia de visitantes a la ciudad que pudo notarse desde hace meses por lo difícil que resultaba encontrar un alojamiento para la noche del viernes, con una ocupación hotelera del 100%.
Finalmente asistieron a los exámenes 2.767 personas, un 84% de los inscritos, según indicaron fuentes del Gobierno de Castilla-La Mancha, cuyo director general de Recursos Humanos, José Manuel Almeida, destacó que la jornada se desarrolló «con total normalidad». Fuentes sindicales confirmaban también a La Tribuna que no se produjo ninguna incidencia relevante en las pruebas para Infantil.
Esa normalidad para los opositores, distribuidos en 32 tribunales ubicados en nueve institutos de la ciudad, incluye escenas que algunos ya conocen bien algunos y a las que los neófitos se enfrentan por primera vez. Caras de nervios y sueño antes del llamamiento a primera hora de la mañana, últimos repasos a los apuntes, miradas continuas para comprobar que se porta la documentación o vueltas por los pasillos hasta encontrar el aula asignada para el examen.
Además del personal de los tribunales y de apoyo, en ese proceso los aspirantes estuvieron acompañados del colorido que aportan los representantes de los diversos sindicatos, específicos o de clase, que también cumplieron esta vez con su labor de repartir material informativo o echar una mano a los participantes con dudas.
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