La semana pasada se reconocía a los premiados de la III edición de los Premios de Investigación y Cultura científica en una gala que se celebró en el Centro de Interpretación del Agua, situado en la Fiesta del Árbol de la capital albacetense. Al acto asistieron varias autoridades políticas así como miembros de la Universidad de Castilla-La Mancha, el gerente de Aguas de Albacete, José Belda ya que colaboraba con estos galardones, y Agustín Ortega, presidente de Biotyc Fundación, que también colaboraba en esta nueva edición.
Una de las premiadas, Irene Sevilla Carrillo, fue la ganadora del Premio extraordinario para el mejor proyecto científico dirigido por mujer joven y ha detallado a La Tribuna de Albacete cómo ha sido el proceso de dirección de un proyecto de investigación científico. Irene Sevilla es Bioquímica por la Universidad de Castilla-La Mancha, concretamente obtuvo el título en la Facultad de Toledo, y está a la espera de la resolución de una beca a la que aspira para poder continuar su labor investigadora con su tesis doctoral.
¿Cómo surgió la idea de presentarse a estos galardones?
Decidí presentarme a esta convocatoria a última hora, estábamos ya en el mes de diciembre y pensé que no se perdía nada por intentarlo, y cuál fue mi sorpresa que conseguí llevarlo a cabo y gané uno de los reconocimientos. Este año, en Albacete, he cursado un máster de Biomedicina experimental y en el mismo teníamos que elegir un grupo de personas para desarrollar el TFM, (Trabajo Fin de Máster) similar al proyecto fin de grado cuando se pone fin a la carrera, y comencé mi investigación obteniendo resultados muy positivos por lo que decidimos continuar con esta labor de investigación.
¿En que se basó su proyecto 'De residuo a potencial terapéutico. Desechos de pescado como tratamiento para el cáncer de mama'?
Básicamente cuanto comencé en el laboratorio, el tema central fue el cáncer de mama. En colaboración con Acepain (Asociación Costuras en la Piel en Apoyo a la Unidad de Investigación de cáncer en Albacete), investigábamos en el campo de la Nanotecnología (es la manipulación de la materia a una escala casi atómica para crear nuevas estructuras, materiales y aparatos. Esta tecnología promete avances científicos en muchos sectores como la medicina, productos para el consumidor, energía, materiales y fabricación), la cual busca intentar mejorar fármacos que ya existen, mejorar en concreto su perfil haciendo que ataquen sólo a la células tumorales y disminuir la toxicidad para que no lleguen al resto del cuerpo. Actualmente hay tratamientos muy buenos, pero en el caso de la quimioterapia ya conocemos algunos de los efectos secundarios tras su tratamiento en muchos pacientes. Se trató de establecer una serie de vehículos como el colágeno que proviene del atún, que es una fuente natural, y lo que hacemos con ese colágeno es convertirlo en un hidrogel, una especie de flan o gelatina que permite abrir puertas a una administración local, que fuera directamente después de la resección del tumor o de la operación e incluso estudiamos que fuera por medio de una administración oral, más cómodo y fácil para el paciente. Se trata de encontrar un fármaco más efectivo y menos tóxico. Estamos casi al final del proyecto y la experiencia es muy positiva.
La igualdad en el mundo de la investigación ha avanzado, pero aún queda mucho que conseguir. ¿Cuál ha sido su experiencia en el proceso de dirección de este proyecto y siendo mujer?
Estoy empezando en este mundo prácticamente. Hace falta financiación principalmente. Comparando a España con otros países europeos estamos a la cola en la lista de financiación para la investigación. De sobra sabemos que hay un fuga de cerebros porque tenemos una formación muy buena y nos rifan por Europa, de hecho, se van muchos jóvenes al extranjero. Ahora mismo estoy la primera en la lista de reserva de una beca para la que opto. Depende mucho de si sacan más plazas o de si otros la rechazan. Con el tema de la igualdad, llevo la misma vida que un hombre, pero en el momento que las mujeres optamos por la maternidad y el cuidado de los hijos, las oportunidades para avanzar se ven frustradas en la mayoría de los casos. En definitiva, no existe una buena conciliación laboral y familiar en la actualidad. No hace falta ser madre para darse cuenta que los altos cargos están casi siempre ocupados por hombres. Quiero pensar que vamos avanzando en este tema.
¿Cómo definiría su experiencia en el transcurso de la elaboración del proyecto que resultó ganador en la III Edición de los Premios de Investigación y Cultura Científica?
El proyecto comenzó a ver la luz a principios de este año, por el mes de febrero, y lo estamos acabando ahora. Son resultados in vitro como nosotros lo llamamos, porque sólo se están ensayando con células pero nos gustaría poder ensayarlo con animales, con ratones. Este es casi el último paso, que es potestarlo con animales, como lo llamamos en investigación.
Este proceso es muy costoso y necesita mucho tiempo. Para trasladar un ensayo clínico a los pacientes puede pasar mucho tiempo y es imposible especificarlo. He sacado muchas cosas positivas a la hora de desarrollar este proyecto, me quedo con que he aprendido mucho y siento verdadera pasión por este campo de la Nanotecnología.
¿Cómo ve el futuro profesional en el campo de la investigación y qué le trasladaría a las generaciones siguientes?
Sobre todo les diría a todos los estudiantes que todo lo que lleven a cabo lo hagan con ilusión y ganas. Pero también si la oportunidad no se da como se espera, que busquen otras opciones, porque hay más vida. La vocación en este mundo de la investigación es determinante, pero también el que te gratifiquen económicamente es elemental. Doy las gracias de nuevo al Ayuntamiento de Albacete por seguir trabajando con los jóvenes, por motivar el emprendimiento y el mundo de la ciencia, sobre todo, valorando el papel de la mujer en todos los campos. También a las empresas que han colaborado en esta nueva edición de premios a la investigación.