Kenny Elissonde estaba en una nube. No se podía imaginar hace unos días, cuando su equipo le preguntó si quería estar en la Vuelta después de haber participado en el Tour de Francia y los Juegos Olímpicos de Tokio, que en Albacete se vestiría de líder.

«Me he pasado la mayor parte de mi carrera de gregario, tener este maillot ahora es increíble. EL equipo me preguntó si podía hacer la Vuelta y esta es la belleza del ciclismo, aquí estoy, en cabeza de una gran vuelta», dijo nada más vestirse de rojo.

Ya más pausado, en la rueda de prensa posterior, reconoció que «obviamente es muy bonito ser líder, pero me hubiera gustado obtener este maillot de otra forma. Me ha dado pena lo que le ha pasado a Rein, pues es muy buena persona y le tengo cariño, pero así es la carrera, el ciclismo. Teníamos miedo a los abanicos, pero ha sido una caída la que ha provocado el corte. Yo estaba en la parte delantera y el destino ha querido se sea así. A mi me hubiera gustado lograr este maillot de esta manera, pero yo no controlo todas las situaciones que pasan a mi alrededor».

El francés tiene claro que, con la pequeña distancia que tiene sobre Primoz Roglic, apenas cinco segundos, va a ser difícil mantener el maillot rojo. «No podemos olvidar que tengo a un corredor como Roglic a cinco segundos y que llevar este maillot me obliga mañana a tener que pelear por conservarlo, pero será difícil. Hay que ser honesto, si hay batalla entre los favoritos, cinco segundos no son nada. Lo que voy a hacer es disfrutar de este jersey esta noche, con mi equipo, y mañana veremos».