El grupo de investigación de enfermedades cerebrovasculares neurodegenerativas y neurooncológicas de la Unidad de Investigación de la GAI de Albacete, cuyos investigadores principales son el doctor Tomás Segura y la bióloga Gemma Serrano, investiga desde 2019 nuevas estrategias para reducir la resistencia a la quimioterapia de uno de los tumores cerebrales más agresivo y con peor pronóstico de los que se desarrollan originariamente en el cerebro, el gioblastoma multiforme.

Menos del cinco por ciento de los pacientes diagnosticados de este tumor, según la investigadora Gemma Serrano, sobrevive a los cinco años. «A día de hoy la resección del tumor por cirugía, siempre que se pueda acceder a su lugar de localización en el cerebro, porque hay algunos que no son operables, es el único tratamiento, junto con una combinación de radioterapia y quimioterapia que  aumenta la supervivencia, que no obstante se limita a entre 12 y 15 meses».

in vitro. El problema, en opinión de Serrano «es que las investigaciones apuntan a que esa supervivencia puede estar debida a que el tumor, una vez se le empieza a tratar con quimioterapia, se vuelve resistente, de tal forma que los primeros meses del inicio del tratamiento sí hay muerte de las células tumorales que quedaron y que no pudieron eliminarse con la cirugía, pero después el tratamiento deja de ser eficaz».

El equipo de trabajo para esta investigación se reforzó hace unos años con la incorporación de una investigadora más, una doctora, Susana López, y ya hubo una primera publicación de los resultados preliminares que se obtuvieron, estando a punto de enviarse otro artículo sobre este proyecto que trata de verificar si eliminando esas enzimas de reparación (proteínas) que son las dianas de este estudio, el tumor muere. Para ello, se están haciendo estudios in vitro usando células tumorales, a las que se les han añadido unas moléculas que bloquean la producción de las proteínas, «habiéndose demostrado que de esta forma la quimioterapia es más eficaz frente a ese tumor».