Los diestros brindaron su solidaridad con un buen toreo

Pedro Belmonte
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El balance fue de 11 orejas, un entretenido festejo en el que los diestros pusieron todo de su parte para que el festival a beneficio del Cotolengo fuese brillante desde que empezó hasta que acabó

Los diestros brindaron su solidaridad con un buen toreo - Foto: Rubén Serrallé

Con algo menos de media plaza y temperatura agradable se celebró el festival a beneficio del Cotolengo, en el que hubo buenos momentos artísticos y emocionales. Se guardó un minuto de silencio en memoria del inolvidable Zapaterito y además hubo dos brindis a Jesús Moreno, que se encontraba en el callejón de la plaza. Gran evento artístico y solidario.

No pudo comenzar mejor la tarde con un buen ejemplar de Montealto, que cayó en manos de Andrés Palacios, que ya de salida le enjaretó un manojo de verónicas con gajo, templadas y de mucho gusto, rematadas con una media grande. Tras una buena lidia de Jaro, Palacios le cuajó una faena compacta, con series por los dos pitones, con mucha clase, mando y temple, cada una de ellas rematada con un cartel de toros. Palacios sacó su toreo de clase con un novillo que admitió los remates atrás, yendo largo y entregado. Estocada y dos descabellos dieron lugar a dos orejas.

El de José Cruz sólo destacó por su nobleza, pero tuvo delante a un torero que lo ve muy claro, estando siempre por encima del animal al que le faltó un tranco. Temple, suavidad y sin un tirón lo que le permitió cuajar una faena de gran compostura, con toreo del bueno y mucha seriedad, sin  concesiones a la galería. Lo pinchó antes de cobrar una buena estocada y otras dos orejas fueron a sus manos.

Decir que Cristian Pérez lo ve claro y su sitio le permite que le sirvan muchos toros, no es un tópico taurino, es una realidad. El de Couto de Fornilhos tuvo nobleza y poca clase, pero el hellinero lo supo templar, ligarle las tandas y le hizo meter la cara aunque sólo fuera en el embroque a base de buena colocación y firmeza, ya que el novillo salía con la cara alta y recorrido escaso. Lo mató de una estocada desprendida y paseó una oreja con petición de la segunda.

En cuarto lugar salió un novillo de La Palmosilla que tuvo nobleza y repetía las embestidas con franqueza. Alejandro Peñaranda compuso una faena maciza, comenzando con dos largas cambiadas de rodillas en el tercio. Con la muleta se sucedieron tandas por ambos pitones con mando y temple, bien ligadas y transmisión, demostrando estar muy cuajado y listo para la alternativa. Pinchazo hondo agarrado y descabello fueron el epílogo de la faena premiada con dos orejas. El de Juan Manuel Criado, llegó a la muleta descompuesto aunque con recorrido, lo que fue corrigiendo Manuel Caballero a base de muleta mandona y temple, cuajando tandas muy limpias que llegaron bien al tendido, rematadas con pases de pecho de pitón a rabo. Los finales fueron en la distancia corta, aguantando miradas y dándoselos de uno en uno, siempre con limpieza y demostrando sitio, valor y ganas. La estocada fue muy buena, volcándose en la suerte y de rápido efecto, cortando las dos orejas. Un eral de Los Chospes cerró el festejo, cayendo en manos del alumno de la escuela de Albacete Nicolás Cortijo, quien cuajó una faena de gran compostura, con muletazos por abajo, con gusto y templados. El novillo se fue complicando conforme transcurría la faena, quedándose corto y reponiendo enseguida, apretando al novillero que nunca perdió la compostura. Se adornó con manoletinas muy ajustadas y lo mató de dos pinchazos y estocada,  cortando las dos orejas.