Si la semana pasada aún la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) no había realizado ninguna comunicación oficial respecto a la DANA que anegó el casco antiguo de Letur, al vigésimo quinto días después de la catástrofe el organismo que gestiona la cuenca del Segura emitió la primera nota de prensa sobre su actuación después de las riadas. Según la CHS, trabajaron en la localidad albacetense y se pusieron a disposición del Ayuntamiento -suena a aquello del presidente Sánchez de «si necesitan la ayuda, que la pidan»-, cuando la CHS era la responsable de avisar del peligro que existía cuando en Moratalla, provincia de Murcia, habían caído 240 litros por metro cuadrado en pocas horas.
Ahora, 25 días después, con carácter de emergencia la CHSanuncia una inversión de dos millones de euros para reparar los daños, así como que se ponen manos a la obra para elaborar «un proyecto de mejora ante el riesgo de inundación» de Letur. ¿Es que con anterioridad no existía ese riesgo si ya hubo riadas en el casco urbano a mediados del siglo XX? Ahora este proyecto ya llega tarde, se tenía que haber redactado antes y haber realizado las obras pertinentes. Si hubiera sido así, ahora los seis vecinos fallecidos seguirían junto a sus familias. Ya lo dije la semana pasada, las confederaciones están obsoletas. Una burocracia excesiva y anticuada les hace ser ineficientes y el caso de Letur y la CHS es un claro ejemplo. No se puede tardar 25 días en dar una respuesta a una población que perdió a seis de sus vecinos porque nadie alertó del peligro existente desde hace décadas, no se realizó ninguna obra de mantenimiento ni limpieza del cauce del arroyo Letur en los últimos años y nadie avisó de la riada del 28 de octubre… pero 25 días después la CHS muestra su postura por primera sobre una catástrofe en su demarcación en la que este organismo no estuvo ni está a la altura.