José Ignacio Blesa González, de 59 años, trabaja en la sección de Artes Gráficas de la Fundación Asla (Asprona Laboral). Aunque todavía le queda para jubilarse y se encuentra en buena condición física, la entidad decidió adaptarle el horario el pasado año, convirtiendo su jornada partida en continua, con el fin de hacer más llevaderas sus tareas y que pueda conciliar mejor su vida laboral y personal. La medida se encuadra dentro del nuevo servicio de acompañamiento en el enjevecimiento que puso en marcha la organización el año pasado y que ya ha atendido a diez usuarios con edades comprendidas entre los 55 y los 62 años.
«También me ayudaron a buscar un gimnasio», relata Blesa González, que lleva 34 años trabajando en la entidad, primero en Asprona y después, en Asla. «Antes trabajaba por la mañana y por la tarde. Ahora estoy mejor porque tengo más tiempo libre», celebra, al tiempo que bromea diciendo que ya tiene «ganas» de jubilarse aunque todavía le faltan algunos años para poder hacerlo.
El objetivo del nuevo recurso es alargar lo máximo posible la vida laboral de las personas con discapacidad intelectual, al tiempo que se acompaña a aquellos que están próximos a jubilarse guiándoles en el proceso, buscándoles asimismo alternativas de ocio para ese nuevo periodo sin ocupación.
«Vimos una necesidad en este ámbito porque nuestros trabajadores están envejeciendo. La atención que damos es personalizada», destacó de este servicio Natalia Cotter Rubio, técnica de las unidades de apoyo de Asla y responsable del servicio de acompañamiento en el envejecimiento.
De hecho, el 40% de los empleados de la Fundación Asla tienen más de 45 años, edad a partir de la cual se empieza a estimar que las personas con discapacidad intelectual empiezan a sufrir deterioros en su salud por lo que se les considera ya mayores, en ciertos aspectos. Además, un 8,2% de la plantilla tiene más de 60.
Ante esta situación, la fundación puso en marcha este servicio, por el que se les hacen adaptaciones en sus puestos de trabajo, se les acompaña a la Seguridad Social durante los trámites de la jubilación y se les buscan recursos comunitarios acordes con su situación y preferencias para que puedan ocupar su tiempo libre.
RAMAS. De los diez usuarios que se han atendido durante este año, dos forman parte de la sección de Artes Gráficas de la Fundación Asla, perteneciendo el resto a Jardines. Respecto a esta última unidad, la responsable del servicio de acompañamiento en el envejecimiento reconoció que, cuando se llega a cierta edad, hay ciertas tareas que se realizan con más dificultad. En este sentido, ha habido un trabajador, de 60 años, al que se le ha adaptado el puesto de trabajo: «Hay herramientas que ya no puede coger».
El servicio estará en marcha hasta el ejercicio 2026. El reto sería alcanzar en estos tres años a una treintena de usuarios.
Asimismo, la responsable también explicó que la entidad ultima una guía de información para el envejecimiento que recopila recursos para el bienestar en la madurez existentes tanto en el ámbito regional como en Albacete, como residencias, centros de día y el servicio de teleasistencia, entre otros. El documento está dirigido a las familias aunque se quiere adaptar a lectura fácil para que las personas con discapacidad puedan consultarla.