Una vez que la temporada está terminada, comienzan los cambios en los apoderamientos y las rupturas, como ha sido el caso de Rubén Pinar con Manolo Carrión y Emilio Miranda, con quienes ha permanecido desde hace un año, rompiéndose esta relación hace unos días. No ha sido un año fácil para Rubén, ya que han sido tres corridas de toros en las que ha intervenido, corridas que no han sido fáciles, dos en la plaza de Albacete y una en Las Ventas de Madrid.
Hemos hablado con el torero de Santiago de Mora, quien nos ha contado como se ha producido la ruptura y también de esos cursos para aficionados prácticos que lo ilusionan tremendamente. «Ha sido muy difícil para la mayoría de los toreros en situaciones delicadas, y ellos lo han intentado, pero al final solo he toreado tres corridas de toros, dos en Albacete y una en Madrid y varios festivales y como decía, no ha sido fácil».
De momento no hay nadie para apoderarlo. «Todavía no tengo a nadie y la gente sabe que estoy aquí abierto a escuchar a quien quiera echarme una mano, pero es cierto que de cara al año que viene me estoy moviendo yo o intentando plantear cosas, porque al no tener a nadie, tengo que ir viendo cuál es la mejor manera dentro de la dificultad. El tema está así y hay que seguir luchando para tirar hacia delante, aunque no sabemos bien ninguno como hacerlo y al final tienes que estar llamando por ahí a un sitio y a otro para buscarte la vida y el trabajo, porque a fin de cuentas es nuestro trabajo ser toreros. El toreo, por suerte o desgracia, requiere mucha dedicación porque no puedes pedir una oportunidad y cuando te la dan, no llegar preparado a ella, independientemente que triunfes o no, pero tienes que dar la cara y una buena imagen delante del toro, además de ganaderías duras con cuatro o cinco años, que te pide una preparación fuerte»..
afición. La afición, principal valedor de la ilusión. «En mi caso me mantiene el entrenamiento, porque hay que entrenar y entrenar, aunque a veces puedas pensar que todo es en vano, pero luego llegan tardes como la de Madrid o la de Albacete con los Victorinos, corridas duras, haces un esfuerzo y pones a todos de acuerdo, es donde se ve el trabo y el esfuerzo anterior, el de los entrenamientos, porque lo más fácil en esos casos no es estar como he estado».
El entrenamiento no le supone un esfuerzo al diestro, les gusta. «Torear es tu pasión y te gusta salir a hacer tu entrenamiento, coger un capote o una muleta y buscar esas sensaciones de placer y pasión, que es lo que te da tener los trastos en la mano. Los toreros somos locos de la profesión y apasionados, por lo que no nos cuesta entrenar, al revés, lo hacemos disfrutando».