Una novela magistral que nos habla sobre el auténtico precio del poder. Y es que Julio César está a punto de aprender que Roma lo exige todo, hasta su bien más preciado, lo único que él no está dispuesto a entregar. Pero Roma no negocia con nadie. Ni con César. Maldita Roma. Esta semana estuvo en Albacete para presentar su nuevo libro Maldita Roma en el auditorio de Unicaja Banco ante decenas de personas. Hay personajes que cambian la historia del mundo, pero también hay momentos que cambian la vida de esos personajes. Roma soy yo es el relato de los extraordinarios sucesos que marcaron el destino de César.
¿Su último libro Maldita Roma se vuelve a adentrar en la vida de César?
Exactamente, volvemos a entrar en la vida de Julio César y trato de pasar de la parte más desconocida de César que era el libro Roma soy yo a entrar en el Julio César más conocido, porque aquí ya vamos a estar con el principio de la Guerra de las Galias y con personajes como Cleopatra, con César que está en el Senado, en el que se enfrenta contra sus grandes enemigos políticos como Cicerón y Catón. Entonces, tenemos aquí al César más conocido, ese sería el gran cambio entre la primera novela a la segunda.
Julio César era uno de los grandes guerreros de la época, ¿verdad?
Sí, es uno de los grandes líderes de la época y además es una persona en el que se combina un gran liderazgo e inteligencia política con ser uno de los grandes líderes militares de la historia, porque César a diferencia de otros militares posteriores, como por ejemplo Napoleón, nunca cometía errores logísticos. Tenía muy claro que no se trataba sólo de ganar las batallas, sino que las guerras se ganaban manteniendo muy bien las líneas de aprovisionamiento y ahora que está tan reciente la película Napoleón, precisamente ahí se puede observar como en la campaña rusa Napoleón no calculó bien el tema de la climatología, ni de las líneas de aprovisionamiento. Más recientemente se puede ver cómo cuando los rusos invadieron Ucrania como también se equivocaron y se veían esas grandes hileras de carros blindados, abandonados por los rusos porque no habían calculado que necesitaban gasolina para todo eso, ¿verdad? Son errores que César nunca cometía, de hecho en varias de las campañas, la primera campaña contra los helvecios que se ve en Maldita Roma es el tema de las cuestiones de aprovisionamiento, que es un tema que hereda de su tío Cayo Mario que le enseñó que eso era esencial.
Roma no negoció con nadie, ni con César. ¿A qué se refiere?
Me refiero a que, por ejemplo, el título Maldita Roma tiene que ver con el tema de que varios personajes vienen a decir esa expresión. Otro personaje que aparece en el libro muy famoso, Espartaco, puede tener sentido porque el pobre se tuvo que enfrentar contra un ejército romano tras otro. Pero es que hay un momento en la novela donde es el propio César el que dice: "Maldita Roma", y esto es cuando en su ascenso político le va a exigir un sacrificio que él no quiere hacer y él se niega a hacer, pero ahí es cuando su madre le dice: «Con Roma no se negocia», tiene que cederlo todo, es cuando César dice: «Maldita Roma», lo que pasa es que no quiero desvelar por qué lo dice y quiero que los lectores lo descubran en la novela.
César estuvo casado tres veces, pero tuvo muchísimas amantes.
Es cierto, la vida de César no se puede contar sin tener en cuenta toda su vida amorosa y matrimonial. César se enamoró dos veces locamente en su vida, la primera vez fue de su esposa Cornelia, es una historia de amor, tan desconocida como bonita, que está contada entre Roma soy yo y Maldita Roma. Luego César se casará posteriormente más que nada por motivos políticos, pero sí que habrá otra vez en la que se volverá completamente loco de amor que es cuando tiene la relación con Cleopatra. Lo que vamos a tener en Maldita Roma con relación a esta historia es que no se suele conocer que entre César y Cleopatra había una diferencia de edad de 30 años y entonces lo que vamos a tener aquí en este libro es un César con 30 años ingresando en el Senado y el lector verá cómo detengo la narración y me voy a Egipto y narro el nacimiento de una princesa que es Cleopatra. Lógicamente los lectores pensarán que tendrá que crecer y lo que me ha parecido muy interesante es en lugar de pensar de contar lo que es más conocido, el momento en que se encuentren y empiecen su relación, ¿por qué no contar en paralelo a la vida adulta de César la infancia y la adolescencia de Cleopatra? Y eso es lo que hago en Maldita Roma.
Otra cosa muy llamativa es que los emperadores acaban muy mal en su vida. ¿Por qué deseaban todos tener poder?
Aunque César nunca fue emperador, ya que fue cónsul, procónsul y en algún momento de su vida tiene el título de dictador tiene el título de la dictador por parte de la República, ya que el primer emperador fue su sobrino-nieto Augusto, hay que decir que muchos emperadores y cónsules de la República acababan muy mal en su vida. Sí, esto es muy curioso, de hecho he estado mirando estadísticas y aproximadamente el 70% de los emperadores de Roma mueren asesinados o en situaciones muy violentas y, sin embargo, todo el mundo quería ser emperador de Roma. Esta es la famosa erótica del poder. Esto es así. Entonces creo que el poder atrae mucho y provoca que pese a ser un trabajo de tanto riesgo, pues mucha gente desee ser emperador o líder máximo en la República que sería ser cónsul.
Hoy en día nada de esto ha cambiado, ¿verdad?
Si hacemos la comparativa en Estados Unidos ha habido magnicidios de presidentes norteamericanos, desde Lincoln a Kennedy, pasando por atentados a otros presidentes como el caso de Ronald Reagan y sin embargo, ¿cuánta gente en Estados Unidos quiere ser presidente? Entonces sí se da esa curiosa contradicción.
Va a escribir seis libros sobre Julio César, le habrán dicho si está usted loco.
Algo de eso me han dicho, pero yo que soy muy organizado y sé que contar la vida de César, tal y como narro yo que hago novelas corales con muchos personajes, no me iba a caber ni siquiera en una trilogía y por eso decidí hacer seis novelas. Llevamos dos en cuatro años, dame ocho años más y tendremos las seis. Yo creo que soy muy metódico y al final podré hacerlo, aunque sea mi mayor desafío literario.
Llama la atención lo bien documentadas que están sus novelas.
Sí. No soy historiador, sino profesor titular de Filología Inglesa y Norteamericana, lo que ocurre es que soy doctor en Filología y un apasionado de la Historia y desde el conocimiento de una carrera de Humanidades, he procurado completar bien el conocimiento histórico de la época que retrato. Pero tú fijate que yo hago novela histórica y en el núcleo del sintagma de la novela histórica está la novela que es ficción y literatura y yo he llegado a la novela histórica desde ahí. Hay grandes historiadores como José Luis Corral, José Calvo Poyato en nuestro país que desde la Historia hacen novela histórica. Ahora bien, sí que es verdad que quizás pueda influir que precisamente el hecho de que no sea técnicamente un historiador profesional haya tenido aún más esmero para que nadie me pueda decir que mis novelas históricas no están bien documentadas. Sí que es verdad que he hecho santo y seña de que la documentación de la novela sea muy exhaustiva.
¿Quiénes son los Julio César de hoy en día?
Me cuesta encontrar a un Julio César hoy en día, porque fíjate tenemos que encontrar un gran orador político, alguien que puediera ser un buen militar y date cuenta de que Julio César ganó cinco elecciones seguidas presentándose ante el pueblo de Roma utilizando una técnica que me resulta poco habitual hoy en día y es que él prometía una serie de cosas al pueblo, lo elegían y cumplía su programa electoral. Entonces si tú tienes a bien un político que creas que hace eso, podríamos ver si hay algún político que cumple con eso, entconcesse podría empezar a considerar que hay un Julio César, pero yo no lo veo.
¿Todo el mundo lo votaba?
Eso es lo que yo creo. De hecho los senadores desesperados intentaron evitar que César se presentara a las elecciones, porque sabían que ganaba siempre, así que lo que decidieron hacer fue ofrecerle dinero. En este caso llegaron a ofrecerle el equivalente de 600 millones de euros para no presentarse a unas elecciones. ¿Y qué hizo Julio César? Volverse a presentar y volvió a ganar.